Por fin en casa [roxas]

Estuvo durmiendo todo el tiempo, demasiado cansado como para caminar a pie hasta la casa del vampiro. Sólo despertó al escuchar a este hablar, aunque no abrió los ojos. Escuchó sus palabras, y se sintió realmente mal... creyó que Mookyul debía de estar realmente arrepentido de haberle confesado sus sentimientos y pensó que, tal vez, lo mejor fuera olvidar lo que le dijo, o no hablar sobre el tema. Aunque le dolía, pero pensó que era absurdo creer que Mookyul podría llegar a amarlo de verdad sin sentirse mal por ello.

Abrió poco después sus ojos, fingiendo un bostezo, mirando a Mookyul con una sonrisa, haciendo como si no hubiera escuchado nada. Probablemente, de no haber escuchado nada, le habría faltado tiempo para lanzarse a sus brazos y besarlo, y suplicarle por esas palabras de amor que tanto necesitaba. Pero, en vez de eso, calló.

-¿Me han dado el alta? -es todo lo que preguntó.

Escuchó todas las instrucciones de Mookyul y asintió varias veces, tratando de memorizarlo todo, aunque preocupado de no recordar bien lo de las pastillas, siempre tenía mala memoria para eso. Lo que no le gustó fue que hiciera sus trabajos, o eso es lo que Roxas entendió. Suspiró con cierta pesadez cuando le comentó ese trabajo de orientación... se lo habían pedido únicamente a él, y odiaba escribir esas cosas, hacer saber a los demás cómo se sentía. Iba a tener muchos problemas para inventarse algo y que lo dejaran tranquilo...

De haber podido, se habría levantado y besado a Mookyul por haber hecho tanto por él... pero le había dicho que no podía moverse... y había escuchado perfectamente sus palabras antes de despertar. De modo que todo lo que hizo fue sonreír, aunque después su rostro se volvió algo serio.

-No tenías por qué hacer todo eso... -murmuró. -No quiero ser una molestia... podría haberlo hecho todo yo. Debería haberlo hecho yo...

Llevó sus manos sobre la venda, donde estaba la herida, acariciándola muy superficialmente, como si así pudiera curarse antes. Agachó la cabeza, y después miró al vampiro con una débil sonrisa.

-Te lo compensaré. -prometió. -Sólo... tendrás que pedirme lo que quieras, cuando me sienta mejor, lo haré.

Pensó que tal vez podría encargarse de las tareas de la casa, ya que Mookyul no parecía muy interesado en esos temas. No esperaba que el vampiro lo metiera en sus "negocios", ahí sí que sería una auténtica molestia. Pero realmente Roxas quería hacer algo por él, ya que sentía que Mookyul había hecho demasiadas cosas por él, cuando perfectamente podría haberlo dejado ahogarse... había dicho que cada uno debía seguir con su vida, después de todo...

Aunque Mookyul insistía en que no había sido nada y que no tenía que compensarlo, Roxas se seguía sintiendo algo mal. Odiaba causar molestias, y ya le había causado demasiadas al vampiro en las últimas horas. Pero no pudo insistir en ello, hubo algo que llamó más su atención. La conversación de antes... Roxas sabía a qué se refería el mayor, lo había escuchado antes de abrir los ojos. Suspiró y miró a Mookyul, dándose cuenta de que este no lo miraba. Empezó a creer que de verdad el vampiro estaba arrepentido de sus palabras, y miró hacia las sábanas, sintiéndose abatido.

-Entiendo que te arrepientas de lo que dijiste. -murmuró, intentando sonar indiferente. -Si así lo deseas, puedo hacer como que no escuché nada. Lo entiendo. -sonrió con cierta amargura. -Es... lo normal. Soy... un crío, un crío humano, además. Debo resultarte realmente molesto...

Recordó las palabras del vampiro en el restaurante, e incluso quiso llorar. Pero sacudió la cabeza, serenándose, y siguió sonriendo, queriendo hacerle ver que todo estaba bien y no le importaba, aunque no era en absoluto eso. Deseaba que le repitiera una por una las palabras que le dijo en el hospital, aunque fueran mentira. Que lo engañara por unas horas... pero Mookyul era muchas cosas, excepto mentiroso. Y Roxas ya lo sabía.

-De veras lo entiendo... -insistió, agachando la cabeza.

Sonrió débilmente por las palabras de Mookyul, sintiéndose en el mismísimo cielo, y al mismo tiempo tan débil, molesto e insignificante... Mookyul quería protegerlo, pero temía que lo lastimaran. Si fuera más fuerte... pero no era así, Roxas era incluso débil para ser humano, sólo había que ver cómo se encontraba en ese momento, porque no era lo suficientemente fuerte como para defenderse de alguien que lo atacaba. Asintió sin dudar cuando el vampiro le preguntó si podría creer a alguien como él. Sin dudarlo, después de todo, Mookyul decía quererlo a él...

Sus mejillas rápidamente se encendieron a cada palabra que el vampiro decía, simplemente eran palabras demasiado buenas para ser ciertas, y Roxas sentía que su corazón podría salir de su pecho en cualquier momento. Pero negó con la cabeza cuando el mayor empezó a marcharse, primero lentamente... y después de forma desesperada, pero Mookyul al parecer no pudo verlo.

Ya había salido del cuarto, y Roxas sólo alcanzó a levantar su brazo, aún sabiendo que así no podría alcanzarlo. Pensó en levantarse, pero recordó la advertencia de Mookyul, eso abriría su herida... ¿Acaso le importaba? Trató de levantarse, pero una fuerte punzada que le provocó un grito le sirvió como castigo. Se volvió a tumbar en la cama, mirando hacia la puerta, como esperando a que Mookyul volviera...

-No lo entiendes... no entiendes nada, ¿verdad? -murmuró para sí, con tristeza. -¡Mookyul! Por favor... ¡por favor, ven! -lo llamó, casi gritando, esperando que acudiera... aunque dudándolo en el fondo.

Era frustrante no poder moverse... no poder levantarse y correr a sus brazos, abrazarlo y repetir una y otra vez cuando lo amaba...

Abrió mucho sus ojos, sorprendido, cuando vio a Mookyul entrar tan preocupado, y preguntar de ese modo. Sonrió levemente, sintiéndose mal por ello, pues había hecho que el vampiro lo pasara mal, por lo que agachó la cabeza avergonzado y como disculpándose. Cuando le preguntó de ese modo más tranquilo qué ocurría, Roxas volvió a mirarlo, con una sonrisa algo más tranquila, aunque tímida.

-Sólo... sólo intenté levantarme y me dolió. Lo siento, te preocupé sin razón. -respondió, mientra su mano buscaba, vacilante, la del vampiro. -Oye... Mookyul... sobre... lo que ocurrió en el hospital...

Calló, muy sonrojado, sin atreverse a decir nada más. Desvió la mirada, mientras que su mano encontraba la del mayor y se posaba sobre ella, aún con timidez y duda. Sonrió levemente.

-No quiero olvidar lo que dijiste. -dijo muy bajito. -Me... sentí muy bien al escucharlo... -confesó después, sintiéndose muy nervioso y cada vez más tímido.

La leve sonrisa que apareció en los labios de Roxas comenzó a desvanecerse conforme Mookyul hablaba. Negó varias veces con la cabeza. Roxas creía todo lo contrario, se veía indigno del amor de Mookyul, después de todo, era un débil humano que sólo le causaría problemas, tal vez estuviera mejor con alguien que fuera como él, que pudiera dedicarle todo el tiempo posible. Sonrió cuando escuchó esas ultimas palabras, y entrelazó los dedos de sus manos, de nuevo con esa actitud tímida y vacilante.

-Y-Yo... n-no pienso que sea así... -murmuró. -Soy tuyo... y soy yo quién no es suficiente para tí, pero... aunque no sea lo suficientemente bueno... quiero estar contigo. No quiero que te alejes de mi vida... dijiste que era tuyo... no... no puedes dejarme ir después de decir algo así...

Sacudió la cabeza y miró a Mookyul, acercándose a él, mordiéndose el labio para reprimir un quejido por el dolor de su herida... y después besando los labios del vampiro, como si necesitara ese roce más que el aire que respiraba.

-Déjame permanecer a tu lado... no me importa si no quieres que sea tu pareja, si no quieres que tengamos ninguna relación. Me conformo con estar contigo... -pidió, sabiendo que sonaba realmente patético... pero no quería perder a Mookyul por nada del mundo, nada le importaba, ni siquiera su orgullo.

Observó el rostro del vampiro aún cuando este se separó, escuchando sus palabras, sonriendo débilmente. No le importaba ser dañado... no le importaba si su vida corría peligro. Nunca le importó su vida, para Roxas su vida jamás valió nada, y ahora Mookyul le daba un sentido a ella, le daba una razón para cuidarla y atesorarla... sólo porque él quería que viviera. Pero eso no tenía sentido si él no estaba a su lado... aunque no fue capaz de decir todo eso.

-Si me dejas estar contigo, me cuidaré... -prometió. -Intentaré por todos los medios que no vuelvan a dañarme, protegeré mi vida porque sabré que existe alguien a quien realmente le importa...

Cerró los ojos, soltando un suspiro. Aún esto le parecía un sueño, que Mookyul le dijera esas palabras, después de tratarlo como basura... era algo que aún no podía creer, y a lo que le llevaría mucho tiempo acostumbrarse. Pero, en cualquier caso, si todo aquello era un sueño, Roxas no iba a desaprovecharlo...

-Mookyul... ¿podrías... besarme? -preguntó tímidamente, incluso con cierto temor.

No esperó que Mookyul lo hiciera, ni tampoco esperó ese beso tan dulce, tan suave y delicado. Mookyul solía besarlo de una forma mucho más salvaje que esa, y muy posesiva. Ese beso tan extraño hizo que el corazón de Roxas se detuviera por un instante, para luego latir con mucha fuerza, amenazando con escapar de su pecho. Pero aún faltaban las palabras que llegaron después, y que dejaron a Roxas sin habla, e incluso totalmente paralizado. Sólo observaba a Mookyul, mirando sus ojos como si estuviera hiptonizado con ellos, abriendo de vez en cuando su boca pero sin decir absolutamente nada.

Finalmente, llevó su mano al pecho del vampiro, donde estaba su corazon. Acarició esa zona, como si de verdad pudiera acariciar lo que había bajo su pecho, con caricias lentas y delicadas, como si pudiera romperse en cualquier momento. Pero sus manos temblaban, y en su rostro podía notarse algo de miedo... un miedo que Roxas no tardó mucho en manifestar.

-Es... cierto... ¿verdad? -preguntó, inseguro. -No estás... jugando conmigo, ni nada parecido... ¿n-no? -continuó, escuchando su propia voz temblar. -Tienes mi corazón, Mookyul... podrías... romperlo tan fácilmente... -eso último lo dijo más para sí que para el mayor. -Y no me importaría si aún así siguieras conmigo...

A pesar de todas las dudas que lo abrumaban, Roxas creyó en las palabras de Mookyul. Dejó que lo abrazara, e incluso se atrevió a responder a su abrazo, estremeciéndose al escuchar su suspiro, mirándole a los ojos al seguir escuchándolo. Sonrió por sus palabras, recordando lo sucedido en el restaurante, cómo Mookyul logró detenerse antes de beber su sangre, aunque Roxas llegó a ofrecérsela. Sabía el gran esfuerzo que hizo Mookyul para no matarlo en ese momento, y ahora entendía que las palabras del vampiro eran verdaderas.

Se atrevió a besar los labios del mayor, con cariño y ternura, un casto beso que poco a poco se profundizó de forma dulce e inocente, para luego separarse con un débil suspiro. En ese momento, lo que más le gustaría a Roxas sería poder abrazar al vampiro y besarlo con total libertad, pero las contínuas punzadas de dolor en la herida de su estómago le recordaban que no podía hacer otra cosa que quedarse tumbado, y esto ahora animaba a Roxas a recuperarse cuanto antes para poder compensar a Mookyul por sus palabras con todo el cariño posible.

-Gracias, Mookyul. Debe... ser difícil para tí quedarte conmigo... estando así... -murmuró, mirando su herida.

Sabía lo difícil que era para Mookyul controlarse ante la sangre, y esa herida amenazaba con sangrar en cada momento. Además, Roxas sabía que, aunque el vampiro lo negaba, estando sentado y tumbado en la cama era un auténtico estorbo y tampoco podía... entrener a Mookyul estando así. Pero el mayor ya le había dicho que lo veía como algo más que alguien con quién acostarse, y eso hizo sentir realmente bien a Roxas.

Escuchó, algo más tranquilo, la respuesta del vampiro, incluso acompañándolo en su risa, aunque débilmente debido a su herida. Sonrió al recibir ese beso en la mejilla, sorprendido de que el vampiro pudiera ser tan dulce, y más sorprendido aún cuando le preguntó por Marco. Su sonrisa se volvió algo divertida, incluso levemente burlona -algo extraño en Roxas- y miró a Mookyul con interés.

-¿Estás celoso? -preguntó, aunque rápidamente se arrepintió de ello y decidió responder. -No lo sé, siempre ha sido así conmigo, sobretodo desde que, bueno... -bajó la mirada con un leve rubor en sus mejillas. -...desde que les dije que... me gustaban los hombres... -lo dijo algo bajito, con timidez. -Creo que lo hace para que me sienta mejor, para que no crea que se aleja de mí por eso... o algo parecido. Nunca le he preguntado. -concluyó.

En realidad, Marco parecía incluso ilusionado cuando Roxas le confesó su orientación sexual, pero no iba a decirle algo como eso a Mookyul. Sabía muy bien lo mal que podía pasarlo una persona estando celosa, él mismo lo experimentó en el restaurante. De modo que no dijo nada más, sólo miró al vampiro con una sonrisa tranquila, tentado finalmente a añadir algo más...

-Tú eres mucho más atractivo que él. -admitió, desviando la mirada, avergonzado por lo que había dicho.

Negó levemente con la cabeza cuando el vampiro mencionó la posibilidad de que su amigo estuviera enamorado de él. No lo creía así, veía a Marco como un buen amigo. Un buen amigo a veces algo irritante, pero amigo al fin y al cabo. Aunque la idea de que Mookyul tratara de enamorarlo más no le parecía para nada desagradable, más bien al contrario, se preguntaba cómo podría lograr tal cosa, si estaba convencido de que lo tenía ya completamente enamorado... pero trataría de no ponerlo en un pedestal, como Mookyul le decía. Volvió a reír débilmente por eso, llevándose una mano a sus labios.

-Si estuvieras en un pedestal, me sentiría mal por robar tu valioso tiempo... -añadió, sonando en broma... pero hablaba muy en serio. Ya se sentía mal por hacerle perder el tiempo cuidando de él cuando, después de todo, le había pasado por ser tan descuidado... y débil. -De todos modos, no necesitas hacer todo eso, si lo haces sí que conseguirás que te suba a un pedestal... -advirtió con una sonrisa.

Agachó entonces un poco la cabeza, nuevamente con timidez, levemente sonrojado. No iba a negarlo, que Mookyul quisiera cuidarlo y enamorarlo aún más le encantaría. Nunca había recibido el cariño ni la atención de nadie, por lo que no sabía cómo se sentía eso... y se moría de ganas por experimentarlo si era Mookyul quién iba a dárselo.

-Pero... puedes intentarlo... -añadió muy bajito.

Suspiró por los besos y caricias que recibía por parte del vampiro, sonriendo tímidamente por esas lindas palabras y muy sorprendido por su confesión. Desde el primero se convenció de que jamás sería nada para Mookyul, sólo alguien con quién el vampiro se divertía, alguien de quién, tarde o temprano, se cansaría. Pero esas palabras demostraban todo lo contrario, al igual que esos besos tan dulces y esa forma en que le hablaba. Sólo por eso, Roxas estaría dispuesto a pertencerle hasta el fin de sus días, o hasta que resultara una molestia para el vampiro y quisiera alejarlo de él.

Le sonrió y asintió obedientemente cuando dijo que durmiera, aunque no le gustó que dijera que se marchaba al sofá. Negó con la cabeza, aunque de forma tímida y casi imperceptible, viendo como el mayor se marchaba. Suspiró y cerró los ojos, tratando de dormir.

Despertó en mitad de la noche, debido al dolor de su herida. Reprimió como pudo los quejidos de dolor, sin saber si Mookyul estaría despierto y podría escucharlo. Cogió las pastillas, y dudó unos segundos antes de tomarlas. Trató de cerrar los ojos después, y dormir, pero ya no tenía sueño; era realmente incómodo dormir en la misma posición, y sabía que el dolor de su herida pronto volvería. Miró el laptop y se levantó para cogerlo y volver a la cama con él sobre sus piernas. Tal vez era un buen momento para terminar ese trabajo de orientación... pero apenas escribió el título y después se quedó mirando hacia la pantalla, sin saber qué escribir. ¿Debía mentir? Sabía que lo que buscaba su profesor era averiguar qué le ocurría, y si escribía la verdad, lo perseguiría todo el tiempo. Pero tampoco sabía qué inventar para no preocupar a su profesor y que no se percatara de su mentira...

-Esto es más difícil de lo que pensaba... -suspiró.