Un simplemente Viaje de Amor [Roxas]

No iba a negar que la decisión de Moonkyul de hacer ese viaje le había sorprendido. Tampoco iba a negar que se sintió en una nube cuando se lo dijo, una nube grande y dulce de la que aún no había bajado, ni quería bajar. Iba a ser la primera vez que hiciera un viaje por diversión, y no por deber, o por estudios. Estaba nervioso, ansioso, emocionado... Era su primer viaje con Moonkyul.

Cuando por fin subieron al avión, se sorprendió al descubrir que era primera clase. Había viajado así con sus padres cuando los acompañaba en sus viajes de negocios, pero le sorprendía que el vampiro se hubiera molestado en pagar algo así. Sus padres lo hacían por presumir, y Moonkyul... quería pensar que lo hacía por él, para estar juntos de la mejor forma posible. No pudo evitar sonreír ante esa idea.

Salió de sus pensamientos cuando Moonkyul le preguntó por las alturas. Negó levemente con la cabeza, recordando el resto de sus viajes. Aunque sí se mareaba un poco, pero no era nada que no pudiera soportar. Si estaba con Moonkyul, podría aguantar eso y mucho más.

Asintió con la cabeza cuando le dijo que cerrara los ojos, y lo hizo, aferrando también su mano con fuerza, aún sonriendo. Enseguida el avión comenzó a elevarse, y sintió ese cosquilleo en el estómago. Permaneció con los ojos cerrados hasta que se encontraron en el aire. Sólo entonces abrió los ojos para mirar a Moonkyul, y le dedicó una leve sonrisa.

-Hacía mucho tiempo que no viajaba... -confesó. -Gracias por querer llevarme contigo... -necesitó agradecer, aunque luego lo miró al preocupado. -¿Seguro que no es ningún inconveniente marcharte de viaje? -preguntó, no muy convencido, recordando sus... "negocios".

Se sintió algo más tranquilo cuando Moonkyul le aclaró que no tenía ningún asunto de negocios pendiente. Odiaba ser una molestia para el mayor, aunque este ya le había dicho que podía serlo. No podía, era una costumbre a la que difícilmente renunciaría. Siguió mirando a Moonkyul, sin sorprenderse cuando le confesó que no había pensado nunca en llevarlo de viaje. Él tampoco esperaba algo así, como tampoco esperaba ver ese lado tan dulce del vampiro. Le hacía sentirse... especial, como si fuera incluso importante.

No respondió a su pregunta, se limitó a observarlo mientras él si tomaba algo de vino. No estaba muy seguro de querer algo, temía marearse y que le sentara mal lo que tomara. Iba a decírselo, pero las siguientes palabras que escuchó lo dejaron paralizado, sorprendido... Aunque para Moonkyul parecía haber sido algo que carecía de importancia, para Roxas había sido algo que para nada esperaba escuchar, y de lo que iba a costarle reponerse. Parpadeó varias veces y se llevó una mano a su pecho. Sonrió. Ser el novio de Moonkyul... escucharlo de sus labios... era lo más maravilloso que podía recibir, incluso más que cualquier viaje.

Asintió por todas las ideas que tenía para cuando llegaran. Sólo de escucharlo, ya tenía ganas de llegar. Harían... cosas de... pareja, ¿no? Sonrió de nuevo, sonrojándose un poco al ver a Moonkyul relamiéndose los labios, entendiendo a que se refería con aquello último.

Una tímida y débil risa escapó de sus labios por lo que escuchó después.

-Yo tampoco lo sé... pero... me siento muy afortunado de que te fijaras en mí... -confesó, desviando un poco la mirada. Y pensar que, al principio, se había sentido incluso desdichado...

Negó con la cabeza cuando volvió a preguntarle por la bebida.

-Estoy bien, gracias. -respondió, apoyando un poco más su espalda en el asiento. -Lo que de verdad quiero ahora es... un beso tuyo... -murmuró después, mirando al vampiro con timidez.

Por un momento, Roxas dudó de si el vampiro aceptaría aquella petición, pero pudo ver cómo se acercaba, como le hacía levantar la cabeza para mirarlo. Sus ojos... fue lo último que vio antes de cerrar los suyos para disfrutar de aquel beso. Pudo sentir el sabor del vino en sus labios que, aunque no le gustaba, no le importó en ese momento. Sólo quería el beso de Moonkyul, lo demás le daba igual.

Sonrió, levemente sonrojado, cuando escuchó aquello que le dijo al separarse, y sujetó su mano cuando le vio sentarse a su lado. Negó con su cabeza las palabras que dijo después, con una tierna sonrisa en sus labios.

-Eso no es verdad. -aseguró. -Puede... que no lo digas, pero puedo verlo... puedo sentirlo. -explicó, sujetando su mano con algo más de fuerza. -Con cada beso, con cada sonrisa, con cada gesto que me dedicas... sé lo que tienes. No necesito palabras. Yo... -hizo una pausa, desviando tímidamente la mirada. -Yo me enamoré de esa parte tuya... esa que me muestra como eres realmente... esa que me hace ver todo lo que sientes por mí...

Aunque no quería moverse mucho, se levantó un poco para acercarse a la mejilla de Moonkyul y besarla con dulzura. Se acercó después a su oído, vacilando unos instantes.

-Yo... expresaré mis sentimientos con palabras, a cambio. -hizo otra pausa, soltando un suspiro. -Te quiero... te amo... -susurró en su oído, dejando otro beso en su mejilla antes de volver a sentarse.

No pudo evitar sonreír por las palabras de Moonkyul. Al principio, no supo si tomárselo como una reprimenda o como un cumplido, pero al terminar de escucharlo supo que no se trataba de algo malo. Suspiró por aquellas dulces y delicadas caricias en su mejilla, y la movió un poco con la intención de sentir mejor aquel contacto. Días antes, no habría imaginado que podría estar así con el vampiro, simplemente recibiendo sus caricias, ni esperaba que lo tratara como si fuera... algo valioso. Más que un juguete, más que una mascota. Su... novio.

Se detuvo cuando escuchó aquella pregunta, sin saber cómo responder. Aquellos recuerdos aún le hacían temblar, y le costaba hacer memoria, pero por Moonkyul estaba dispuesto a intentarlo. Cerró los ojos, reprimiendo una mueca de dolor al recordar todo aquello. Se acomodó mejor en su asiento, suspirando.

-No lo sé... -admitió. -Todo pasó demasiado rápido... cuando quise reaccionar... sentía demasiado dolor como para moverme. -comenzó, sin atreverse a mirar al mayor en ese momento. -Pero... no era sólo eso. Hacía tiempo... que estaba... cansado. -continuó, aún evitando su mirada. Le avergonzaba admitir aquello. -Esperaba que me mataras... Aunque era un dolor insoportable, aunque te supliqué que me dejaras ir... en el fondo, esperaba que no me escucharas, que acabaras conmigo. Nadie iba a echarme de menos si lo hacías. -hizo una breve pausa, y se atrevió al fin a mirarlo. -Pero... al final... incluso empezó a... gustarme. Incluso llegué a pensar que era afortunado porque me escogieras para algo así... -se le escapó una débil risa. -Puede que sea algo masoquista...

Sacudió la cabeza, eliminando todos aquellos recuerdos de su mente, y volvió a mirar a Moonkyul con una sonrisa.

-¿Y tú? ¿Por qué me llevaste contigo? Podrías haberme dejado ahí... ¿no? ¿Por qué no me dejaste morir?

Escuchó con atención la respuesta de Moonkyul, desviando la mirada algo sonrojado, aún no se acostumbraba a que el vampiro pudiera decir tan abiertamente y sin ningún pudor ese tipo de cosas. Pero no pudo evitar sonreír por escuchar aquellas dos palabras al final. Se conformaba con eso, con que, de vez en cuando, fuera capaz de decírselas.

Cerró los ojos, con una sincera sonrisa en sus labios.

-Me robaste el corazón desde ese día... -murmuró, sin abrir sus ojos. -Y me sentía estúpido... porque estaba convencido de que jamás sentirías algo parecido por mí... -confesó.

Sujetó la mano de Moonkyul, fuerte, como si pudiera desaparecer en cualquier momento, como si todo aquello pudiera ser un sueño, y que ese Moonkyul que ahora le parecía un ángel volviera a convertirse en ese amor imposible. Pero, aún así, su expresión se mantuvo tranquila.

-Estoy deseando llegar... será genial... -susurró, con la misma tranquilidad que se reflejaba en su rostro.

Abrió despacio sus ojos al escuchar a Moonkyul, y asintió, dispuesto a levantarse y sentarse en su regazo, pero el mayor se le adelantó, abrazándolo y acostándolo en su pecho. No pudo evitar sonreír, respondiéndole y acomodándose mejor. Ese susurro tan cariñoso le hizo sentir un agradable cosquilleo en el estómago, y sólo obedeció, cerrando los ojos, tranquilo, simplemente... feliz.

Escuchó el susurro de Moonkyul, aunque no llegó a entender lo que había dicho. Abrió sus ojos, mirándole un instante con la intención de que lo repitiera, pero sacudió levemente la cabeza y volvió a cerrarlos.

-Despiértame cuando lleguemos, ¿sí? -pidió con un tranquilo susurro, volviendo a acomodarse, suspirando. -Te amo, Moonkyul. Te amo tanto... -añadió, casi sin pensarlo, palabras que simplemente salieron de lo más profundo de su corazón.

Se quedó así un rato, tranquilo, entre los brazos de su amado vampiro, hasta que su respiración se volvió más pausada, y se quedó dormido. Si se prestaba atención, podía escucharse cómo murmuraba el nombre de Moonkyul en alguna ocasión, y en su rostro se reflejaba que, esta vez, no era una pesadilla, sino un muy dulce sueño.

Roxas siguió durmiendo, sin borrar aquella tranquila sonrisa de su rostro, suspirando por el beso de Moonkyul, como si de verdad pudiera haberlo sentido. Hacía muchos días que no dormía de ese modo tan tranquilo, tal vez incluso meses. Las pesadillas casi siempre lo atormentaban, o incluso era incapaz de dormir. Pero, ahora, era como si todos sus problemas hubieran desaparecido, y eso se podía apreciar perfectamente en su rostro.

Se empezó a mover un poco, abrazando al vampiro como un niño abraza a su peluche favorito mientras duerme. Roxas nunca abrazó a nadie mientras dormía. Cuando tenía pesadillas, no podía decirlo, sus padres consideraban que ningún niño debía buscar abrazos cuando tenía pesadillas. Así que, tampoco mostró ese lado infantil suyo como lo estaba mostrando ahora, en sueños.

-Moonkyul... -volvió a repetir su nombre, aunque esta vez parecía un sonido de protesta, como si se hubiera pedido algo.

Probablemente, nunca se habría atrevido a abrazar a Moonkyul de esa forma tan infantil, que clamaba por mimos. Y, de haberlo hecho conscientemente, se habría disculpado una y otra vez.

Probablemente, si Roxas hubiera escuchado aquello, no habría creído que se trataba del Moonkyul que conocía. Pero lo habría abrazado y besado, sin importarle parecer una molestia en ese momento. Aunque, igualmente, su rostro seguía viéndose feliz y tranquilo, y así permaneció durante un tiempo más, hasta que empezó a despertarse, abriendo despacio sus ojos, todavía no muy consciente de por qué estaba durmiendo así.

Vio la sábana que cubría su cuerpo y sonrío levemente, acercándose al rostro del vampiro dejando un tierno e inocente beso en sus labios. Se acomodó después en su hombro, dejando escapar un suspiro contra su cuello.

-Todavía no hemos llegado... -observó, aunque no le dio demasiada importancia. De hecho, le habría gustado estar despierto y ser consciente todo el tiempo de lo cerca que había estado de Moonkyul.

No pudo evitarlo, dio un pequeño beso en su cuello, separándose un poco después, con una tímida sonrisa en sus labios, levemente sonrojado. Se había levantado cariñoso... era algo que jamás le había pasado, pues siempre había tratado de reprimir ese tipo de cosas. Aunque antes, siempre despertaba solo...

-¿Te he molestado mientras dormía? -preguntó entonces, con cierta preocupación.

Su cuerpo se tensó un poco, e incluso se asustó por la respuesta de Moonkyul. No quería enfadarlo, y abrió su boca para disculparse, cuando lo escuchó reír, y se sintió más tranquilo cuando continuó hablando. Un leve rubor apareció en sus mejillas por las palabras que le dedicaba el vampiro, casi sin poder creer que de verdad fueran dirigidas hacia él, que hasta ahora no había sido nada para él. Se dejó besar, con una pequeña pero sincera sonrisa en sus labios. La idea de que lo abrazara para protegerlo del frío le agradó, y pudo apreciarse en ese tono rosado de su rostro que se intensificó al escucharlo. Pero no dijo nada, sólo desvió la mirada con timidez.

Dejó que Moonkyul se levantara, y lo miró mientras se ponía su gabardina, sorprendiéndose después cuando le tendió la mano, diciéndole esas lindas palabras que hicieron que su corazón se acelerara. Como una colegiala enamorada... pero no le importaba sentirse así si era Moonkyul. Esas palabras le hicieron comprender, por fin, después de tantas dudas, después de tanta inseguridad... que Moonkyul lo amaba, lo amaba de verdad y no lo dejaría ir jamás.

Cogió la mano que le ofrecía el mayor, entrelazando sus dedos y poniéndose en pie. Caminó a su lado, mirándole, como si en esos momentos sólo existiera él. Lo miraba incluso con admiración, como si se tratara de un ángel. Ese ángel que le había salvado. No supo cuánto tiempo estuvo así, pero al darse cuenta de que debía parecer idiota, desvió la mirada al suelo, muy sonrojado.

-¡L-Lo siento! -se disculpó, casi sin darse cuenta.

No esperó encontrar aquel vehículo negro tan lujoso, y miró a Moonkyul muy sorprendido, sin saber qué decir. No iba a negarlo, jamás le habían gustado los lujos, sus padres siempre alardeaban de ese tipo de cosas, e incluso le daba asco... pero pensar que Moonkyul hacía todo eso por él, aunque no estuviera seguro de que fuera así, le hacía sentir, de alguna manera... especial. Como jamás se había sentido antes...

Un leve rubor apareció en sus mejillas cuando lo invitó a pasar primero. Aún le costaba acostumbrarse a ese lado tan desconocido del vampiro, pero al mismo tiempo, tan agradable... Sonrió y entró, negando después con la cabeza cuando le preguntó por la comida. Ni siquiera había pensado en eso, estaba demasiado distraído disfrutando de lo que el mayor le ofrecía. Se preocupó al ver la sangre en los labios de Moonkyul, y entendió después lo que pretendía al escucharlo y cuando lo besó. Le respondió, lamiendo tímidamente sus labios. No le gustaba la sangre, siempre le había dado algo de pavor, incluso... pero era la sangre de Moonkyul... No envejecería... eso quería decir que sería joven siempre, y que Moonkyul no se cansaría de él. Debía tomarla.

Cuando llegaron, lo siguió hasta la recepción del hotel, y sólo esperó en silencio, hasta que escuchó aquella palabra que le hizo mirar a Moonkyul muy sonrojado. Novio. Le había dicho... novio. Se quedó paralizado, demasiado como para reaccionar, y sólo dejó que lo llevara a la habitación. Entró y, nuevamente, se sorprendió. Era enorme. Nuevamente, Moonkyul le ofrecía lujos que no merecía, lujos que jamás había querido y que, ahora, le hacían sentirse tan especial...

Volteó para mirar al vampiro, y no pudo resisitirse a avanzar hasta él y abrazarlo. Vaciló unos instantes, mientras pensaba en aquella pregunta que llevaba un tiempo queriendo formular:

-Moonkyul... -lo llamó. -¿Sería egocéntrico pensar... que has hecho esto por mí...? -preguntó en un tímido susurro.

Temió la respuesta de Moonkyul, pero las palabras que dijo realmente le sorprendieron. Lo hacía por él... lo había hecho por él. Lo habría abrazado aún más fuerte de no ser porque se había quedado atónito, sin poder creerlo. De verdad, Moonkyul se había tomado la molestia de llevarlo hasta aquí, de darle todos esos lujos que, aunque nunca le hayan gustado, ahora... incluso se sentían bien. Era lo suficientemente especial para el vampiro como para que este hiciera todo eso por él.

Cerró sus ojos cuando Moonkyul los besó, sonriendo tímidamente por esas palabras. Sus ojos... muchos otros le habían hablado antes de ellos, pero sólo cuando Moonkyul se lo dijo se sintió realmente halagado, sólo cuando él se lo dijo creyó que aquello fuera verdad. Los abrió cuando Moonkyul se separó, dedicándole esa tímida sonrisa, dejando que viera sus ojos todo lo que quisiera. Jamás habría imaginado que el vampiro pudiera tener ese lado tan dulce... y mucho menos que le dedicara esas palabras que hacían que su corazón latiera con tanta fuerza...

Dio un respingo por aquella última propuesta que le hizo, sintiendo todo su rostro enrojecer, pensando a qué se refería con eso. No se apartó, aunque sí desvío un poco la mirada, sin saber qué decir. Aún sentía algo de vergüenza por ese tipo de cosas...

-¿Q-Qué quieres... decir? -preguntó, algo inseguro. Miró hacia el suelo y de nuevo a Moonkyul, sin atreverse a decir ese tipo de cosas en voz alta. -E-Estará bien... dónde tú elijas... S-Sí es contigo, lo demás no me importa... -añadió después, mientras su voz se iba convirtiendo en un tímido susurro.

Se puso se puntillas para llegar a los labios de Moonkyul y besarlos con ternura, mientras sus manos se apoyaban en los hombros del vampiro, para sostenerse.

Asintió y siguió obedientemente a Moonkyul hasta el baño, aún con ese leve rubor en sus mejillas y algo nervioso. Aunque se relajó al encontrar los pétalos de rosas sobre el agua caliente, en esa enorme tina. Miró a Moonkyul, negando con la cabeza cuando se explicó. No le importaba que no hubiera sido del todo idea suya... Se había molestado en hacer todo aquello por él. Por él, que siempre había creído que no era nadie, y que nadie se molestaría jamás en hacerle esa especie de detalles.

-No... Está... muy bien... -susurró, sonriendo levemente.

Enrojeció aún más por su siguiente pregunta, y se tensó un poco. Seguía sorprendiéndole que le diera tanta vergüenza que el vampiro lo desvistiera. Ya se conocía prácticamente todo su cuerpo, incluso sabía en qué zonas de su piel debía acariciar para hacerle suspirar, aunque no sabía si eso era intencionadamente o no. Pero, aunque fuera absurdo, se apartó un poco.

-L-Lo haré yo... -murmuró, agachando un poco la cabeza. -¡N-No tardaré! -aseguró después, tal vez para no enfadarlo.

Fue rápidamente tras la pared que le había indicado y se deshizo de su ropa lo más rápido que pudo para después ponerse una de las batas. Le quedaba algo grande, pero no le importaba. La sujetó con fuerza contra su cuerpo para que no pudiera verse mucho su cuerpo, y salió.

-Y-Ya estoy...