Sangre a Flor de piel [Roxas]

No dejó de temblar y balbucear algunas palabras sin sentido entre los brazos de Moonkyul. En aquel momento no era más que un niño asustado. Abrazaba al cuerpo de vampiro con fuerza, murmurando algunas súplicas, todas dirigidas a él. Sólo se detuvo cuando Moonkyul le susurró aquello al oído. Te quiero. Esas dos palabras fueron suficientes para que el cuerpo de Roxas se detuviera, como si de un hechizo de tratase. Su respiración se escuchaba más tranquila, como si la pesadilla hubiera terminado de repente.

No tardó en abrir sus ojos, encontrándose con que estaba abrazando a Moonkyul. Tragó saliva, preguntándose cuándo había hecho aquello, y su cuerpo tembló de nuevo, por miedo a que Moonkyul lo castigara por aquella osadía.

-L-Lo siento, Moonkyul... y-yo... -empezó a explicarse, mirando al vampiro, suspirando aliviado al creerlo dormido. -Menos mal...

Se dio cuenta de que Moonkyul también lo abrazaba y, por alguna razón, sonrió. Se veía muy tranquilo así... era el Moonkyul que no le daba miedo, ese Moonkyul bueno que le hacía permanecer a su lado pese a todo. Era el Moonkyul que, sin darse cuenta, había empezado a gustarle...

-Gracias... -murmuró, creyendo que no sería escuchado, y se apoyó en su pecho, pegándose un poco más a él, cerrando los ojos y volviendo a caer dormido...

No abrió los ojos durante un tiempo, su cansado cuerpo no se recuperó hasta caída la tarde.

El grito de Moonkyul despertó a Roxas, quién abrió de pronto sus ojos y lo buscó. No había entendido qué habría gritado, pero pensó que sería porque había dormido demasiado. Pero Moonkyul no estaba en la cama, ni en la habitación. ¿Se lo habría imaginado?

-¿Moonkyul? -murmuró, aún mirando por la habitación, como si pudiera estar escondido. -¿Dónde estás?

Se levantó, reprimiendo un quejido al sentir un molesto dolor en su trasero, y entonces escuchó el sonido de personas hablando... y esperó que Moonkyul estuviera entre ellas. No sabía qué hora era, pero si ya era de noche sabía que podría haberse marchado... a buscar a otro chico como él. Esa idea le hizo sentir una dolorosa punzada en el pecho.

Caminó hasta la puerta de la habitación, que no dudó en abrir, sorprendiéndose al encontrarse a Moonkyul hablando con un hombre que no conocía. Se sintió aliviado por encontrar al vampiro en casa, eso quería decir que no había ido a buscar a otro chico... ¿no? Pero el otro hombre... había algo en él que le asustaba.

Tardó en darse cuenta de que no debería haber entrado, y retrocedió un par de pasos, agachando la cabeza.

-L-Lo siento... -se disculpó.

Las palabras de aquel desconocido hicieron temblar a Roxas... aquello no le gustaba, y retrocedió un poco más, sujetando la puerta para cerrarla, pero las palabras de Moonkyul lo paralizaron. Uno de sus objetos. Sólo eso. No era más que un objeto de Moonkyul. Agachó la cabeza, y se encerró en el cuarto, esperando a que aquel hombre se fuera, o a que el vampiro le diera permiso para salir.

No esperó que la puerta se abriera y que ese hombre lo cogiera del brazo para sacarlo. Forcejeó, pero el agarre era muy fuerte y le dolía, además de que Roxas nunca fue muy fuerte. Miró a Moonkyul de nuevo, escuchando su gruñido, y miró al tal Mak, intentando parecer desafiante, pero estaba asustado, su cuerpo le delataba, temblaba como una hoja.

-S-Suéltame... -pidió, notando que el agarre se hacía más fuerte. -¡Suéltame! -insistió, pero nada.

No lo pensó más, dio una patada en la pierna del hombre, escuchando un insulto, pero no le importó, aprovechó para soltarse y correr, escondiéndose tras Moonkyul, aún asustado.

Le sorprendió el abrazo de Moonkyul, pero no dijo nada, sólo le respondió asustado. No logró calmarse, menos aún cuando Moonkyul volvió a hablar y vio aquella pistola. No dejó de temblar, tenía miedo... y lo que más le sorprendía era que no temía por su vida, sino por lo que pudiera pasarle a Moonkyul. No quería que terminara herido por su culpa.

Miró a Mak un momento, e intentó hablar, pedirle que se marchara, aunque no sabía si le haría caso, pues ese extraño hombre le asustaba más que Moonkyul enfadado. Pero ningún sonido salía de sus labios, y cuando escuchó el disparo y vio al hombre desaparecer, no fue capaz de reaccionar por unos instantes, estaba paralizado. Sólo reaccionó al escuchar a Moonkyul, y miró hacia dónde le habían disparado.

Se acercó despacio, llevando hasta allí su mano, deteniéndose antes de tocar la herida, por miedo a hacerle daño.

-Lo siento, ha sido por mi culpa. Debí quedarme en la habitación... -se disculpó, sin dejar de mirar la herida. -Se ve muy mal... ¿no hay forma de curarla antes?

Roxas no pudo ver cómo Moonkyul se sacaba la bala, tuvo que apartar la mirada e incluso cerrar los ojos. Eso le dolió incluso a él, aunque esperaba que de verdad sanara sola, ya lo había visto antes, pero aún creía que aquello no debía ser posible, después de todo, nunca creyó en seres así... no se acostumbraba a tener a un vampiro ante sus ojos.

Agachó la cabeza, como un niño arrepentido, cuando le dijo que no volviera a salir sin su permiso. Algo le decía que no iba a ser la única visita que el vampiro recibiría, así que sólo asintió, sorprendido al descubrir que aquel hombre también era vampiro. Se preguntó si Moonkyul también podría desaparecer de esa forma, pero prefirió no preguntar. No era el momento, y lo último que quería después de aquel susto era ver al mayor enfadado.

-No volverá a ocurrir. -prometió, volviendo a mirar su herida, que se estaba cerrando.

Quiso preguntar a qué vino ese otro vampiro... pero intuía la respuesta de Moonkyul. No era asusto suyo, y tal vez no quisiera saberlo.

-¿Qué hora es? -preguntó, entonces. No sabía cuánto tiempo habría dormido...

Roxas supo que su pregunta no había sido del agrado de Moonkyul en cuanto lo escuchó. Negó rápidamente con la cabeza cuando le preguntó. No tenía pensado salir en todo el día. Las clases ya habrían terminado, y aquel día no tenía que trabajar... y, aunque tuviera que hacerlo, no iría, se sentía demasiado cansado.

Dio un respingo cuando escuchó aquel comentario burlón del vampiro, y desvió la mirada, muy sonrojado, cuando le tomó del rostro. ¿Acaso ese hombre también quería...? Empezó a temblar de nuevo casi sin darse cuenta. Siguió así hasta que escuchó el gemido de dolor por parte de Moonkyul, y lo miró preocupado.

-¿Estás... bien? -preguntó, aunque sabía la respuesta sólo con ver la herida. Nunca le había gustado ver esas cosas, y que Moonkyul se riera y pareciera tan tranquilo seguía sorprendiéndole, por muy vampiro que fuera.

Se limitó a asentir con la cabeza, memorizando las indicaciones del mayor, y fue corriendo en busca del cuchillo, para después calentarlo tal y como le había pedido. Se lo entregó después, mirándole algo confundido.

-¿Qué... qué vas a hacer con esto? -preguntó, no muy seguro de querer saber la respuesta ni presenciarlo.

Moonkyul no respondió, y Roxas no fue capaz de mirar lo que hizo. Cerró los ojos, no quería ver aquello, pero pudo escuchar a Moonkyul. Le había dicho que no le dolía, pero... le parecía imposible que algo así no doliera. Aunque poco podía hacer él para curarlo...

Abrió lentamente sus ojos, viendo como los labios de Moonkyul sangraba... e incapaz de mirar hacia la herida. Se acercó lentamente, agachando su cabeza, como un niño arrepentido buscando perdón.

-¿No hay otra manera...? Parece doler... -alargó su brazo para tocar la herida, pero se detuvo. No quería enfadarlo. -Lo siento, lo siento mucho... Ha sido mi culpa... Debí quedarme quieto... -volvió a disculparse, aún sabiendo que eso de poco servía ahora.

Roxas lo miró con atención, esperando a que le dijera esa manera de curarlo, pero no fue así. Insistió en que podía con ello, aunque admitió que le dolía. Eso no le gustaba a Roxas, y le parecía estúpido que no quisiera que Moonkyul sintiera dolor, pero no podía evitarlo. Simplemente, no podía evitarlo.

Todo su cuerpo se tensó cuando el vampiro lo agarró de la muñeca y lo atrajo a él. Se preguntó si habría hecho algo mal, y esperó casi temblando a algún golpe, o insulto, pero no fue así. La mano de Moonkyul estaba en su rostro, sí, pero lo acariciaba, lo acariciaba de forma incluso cuidadosa. Cerró los ojos, dejándole que siguiera, sin esperar el beso que llegó después, tan delicado como sus caricias.

No pudo evitarlo, sonrió.

-Está bien... -cedió finalmente, aún con esa pequeña pero sincera sonrisa dibujada en sus labios.

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