-Compartiendo conocimientos- [Priv. Kotarou]

Vampiro Renegado Mensajes : 31 Fecha de inscripción : 08/03/2011

Todo estaba listo en el aula magna de aquella academia para la conferencia que estaba a punto de impartirse. Había tenido que mover bastante papeleo para que le dejaran impartirla por la noche, pero al final lo había logrado. Además, el tema del que iba a hablar tenía bastante aceptación, por lo que el aula no tardó en llenarse de personas de casi todas las edades dispuestos a tomar ideas y apuntes.

La incertidumbre reinaba un poco en la sala, ya que aunque sabían el tema del que iba a hablar ese profesor, no tenían ni idea de quién se trataba. Había preferido guardar su nombre en el anonimato hasta el momento en que tuviera que dar la conferencia. ¿De quién se trataría? Los minutos avanzaban y allí nadie aparecía, solo de vez en cuando un hombre algo mayor pedía calma a los asistentes, ya que el hombre en cuestión tenía algunos problemas para llegar al aula.

No fue hasta un cuarto de hora después que una figura apareció apoyada en el marco de la puerta de la sala, hablando inmediatamente con aquél hombre mayor y explicándole lo ocurrido. Una vez solucionado el asuntillo ambos subieron al pequeño estrado.

— Como ya les dije antes, lamento el retraso de la conferencia. Y, sin más retraso, les dejo disfrutar con la conferencia del profesor Iku Mizushima.

Mientras le presentaba sus ojos escrutaban la sala llena de gente. No se había esperado que hubiese tanta, pensaba que aquél tema solo interesaba a un par de personas, pero se alegró de ver aquella afluencia.

— Déjenme disculparme a mí también por el retraso, el tráfico es bastante complicado en esta zona de la ciudad... Bueno, como bien me ha presentado este señor, mi nombre es Iku Mizushima y seré el encargado de impartir este seminario sobre astronomía y astrología.

Sin más empezó a dar aquella clase que tenía preparada, ayudándose del proyector, sin dejar de mirar a todos los asistentes.

Heliogábalus Mensajes : 46 Fecha de inscripción : 03/03/2011

¿Por qué había ido a aquel lugar? Ni siquiera sabía quien era el hombre que daba aquella conferencia. Suspiró pesadamente, aquella tarde se habia quedado despierto escribiendo por lo que las ojeras eran bastante visibles en su pálido rostro. Curioso, casi quiso reir por aquella ironia pero dada la cantidad de gente que allí había se contuvo de emitir cualquier sonido.

Y antes de que otro pensamiento le invadiera volvio a repasar por qué se hallaba alli, bien, el tema a tratar le resultaba interesante y estaba seguro de que le ayudaria con el pequeño bloquea de escritura que tenia con su nuevo libro. Además, para una conferencia que daban por la noche... no es como si el pudiera salir mucho por el día.

Ah, endima tendria que pensar un nuevo pseudonimo también. Todo eran complicaciones de nuevo, los humanos cada día que pasaba se volvian más controladores de su población, ¿como narices les iba a explicar su apariencia joven y su edad? Negó brevemente con la cabeza, mejor no pensar en aquellas cosas.

Miró por enesima vez el reloj, ¿cuanto tiempo más iban a hacerle esperar? No tenía tiempo que perder, la noche era corta, bueno, dado que estaban en invierno no era precisamente corta pero preferia que el sol no le pillase demasiado justo. Al menos aun era "temprano", hacia poco que terminaba de anocher completamente. Sin embargo, el movimiento de pasos apresurados y de las palabras del hombre que indicaba que el profesor habia llegado le sacaran de su enismamiento.

Por desgracia para él, el shock de verle alli, delante suyo, delante del estrado le mantuvo inmóvil, sin respiración y con los ojos fijos en él por unos instantes. ¿C-cómo? ¿Por qué estaba vivo? ¿Y tan joven? ¿Qué hacia ÉL alli? Se llevó inconscientemente la mano a la boca, tapandosela por la incredulidad. Se mordió con fuerza el labio inferior y se hundio un poco en la silla, tratando de que los ojos de Iku no le captasen.

Mierda, mierda, mierda, tenia que salir de ahi, no estaba preparado para aquello. Por suerte la gente aún estaba llegando así que si se lo curraba más podria pasar desapercibido al salir. Cubrió su rostro como pudo con su amiga del alma y eterna compañera (habla de su bufanda) y fue caminando "en dirección" a los baños. Si, bien, ahora sólo tenia que esperar que estos tuviesen ventana y salir por ahi. ¡Era un plan maestro!

Resultaba raro e inquietante que se le hubiera ocurrido a él.

Vampiro Renegado Mensajes : 31 Fecha de inscripción : 08/03/2011

Una vez había empezado la clase no se fijo en si había más gente entrando o saliendo del aula, ya que cuando entraba de lleno en el tema era bastante difícil sacarle de allí. Combinaba la teoria con algunas anécdotas y siutaciones que hacían el seminario bastante más ameno. En aquellos momentos agradecía la experiencia que todos aquellos años le habían proporcionado. Recordaba las primeras clases que había dado tras aquél curso de magisterio, en las que se ponía nervioso e incluso borde con alguno de los espectadores. Pero a base de clases y de discursos ese nerviosismo había dado paso a una seguridad que pocos poseían.

La gente que entraba había formado un tapón algo denso, logrando que los organizadores tuvieran que salir fuera y cerrar las puertas para poner algo de orden en la entrada, consiguiendo así que tampoco nadie la abandonara por el momento.

Tras una hora aproximadamente notaba cómo su cuerpo estaba algo cansado, y su garganta algo reseca, por lo que pidió una pequeña pausa y, con las puertas de la sala ya abiertas, se dirigió al baño a refrescarse un poco la cara. ¿Qué le estaba pasando? Pocas veces le pasaba aquello, pero según el último análisis que le hicieron la enfermedad aún perduraba en su interior. Tal vez lo que ocurría era que su cuerpo seguía sufirendo esos síntomas.

El notar el agua fresca en la cara tras quitarse las gafas le despejó bastante, y fue entonces cuando empezó a fijarse alrededor, viendo que a pesar de ser una escuela de pago bastante reconocida tenía un gusto algo austero en la decoración. Ni siquiera tenían ventanas en el baño.

Heliogábalus Mensajes : 46 Fecha de inscripción : 03/03/2011

Cuando vió que aquellos hombres cerraban las puertas en sus narices casi quiso gritar como protesta. ¿¡Es que no veian que aquello era un problema DEMASIADO grande como para que se hiciera cargo de el en ese momento!? No le quedo más remedio que suspirar pesadamente, volviendo a su asiento, bastante incómodo, esperando el momento oportuno para escapar, un receso, una toma de agua, lo que fuera que le ayudase a salir de allí.

Se sentía agobiado, suspiró pesadamente, frotandose las sienes. No, no debía ponerse tan nervioso. Era una persona tranquila, el estres no le sentaba bien, es más, siempre que se alteraba acababa demasiado mal, por eso preferia tomarse las cosas con calma. Ni siquiera había prestado atención a las palabras de Iku, sin embargo, cuando carraspeó de repente, fijo sus ojos violetas en él, mostrando un leve tinte preocupado. Acaso... ¿seguía enfermo?

Se frotó los ojos y se levantó, aquella era una buena oportunidad para huir así que mientras su amigo de cabellos azules bajaba del estrado él se dirigio presuroso al baño, introduciendose rápidamente en él. Su gozo se fue a un pozo en cuanto contempló, con desasosiego que no habia una sóla ventana en el baño. Se acercó con pasos lentos a la pared donde está deberia haber estado y golpe levemente ésta con su cabeza.

Menuda noche de mierda estaba teniendo. Ni siquiera se dio cuenta de que otra persona habia entrado en el baño hasta que oyó el agua del grifo correr. Se acomodo su bufanda y se giró, bien, sólo tenia que esperar a que la conferencia acabara, irse a su casa sin que Iku se diera cuenta de su presencia y asunto arreglado, ¿no? Era un buen plan, simple, no tenia nada de lo que preocuparse, todos salian ganando con aquello y era de ejecución fácil.

Salvo, tal vez, por el hecho de que tenía delante de él a la persona por la que habia estado tratando de huir del lugar. Su gozo cayó en un pozo más profundo y una sonrisa, algo timida y avergonzado, surco sus labios. Vale... quería evitarle, pero porque no sabia como afrontar aquella situación, eso no quitaba que en todo aquel tiempo le hubiese echado de menos.

Vampiro Renegado Mensajes : 31 Fecha de inscripción : 08/03/2011

Se volvió a remojar un par de veces más el rostro antes de secarlo, notando cómo su cuerpo poco a poco se iba recuperando del "esfuerzo" que hizo allí dentro. Eso de pasarse demasiado tiempo hablando aún le pasaba factura... Al alzar la cabeza le pareció ver otro reflejo en el espejo a parte del suyo, pero como estaba sin las gafas lo achacó a un producto de su imaginación. Se terminó de secar el rostro con una toalla que había al lado y se colocó "bien" el cabello, poniéndose por último las gafas. Y lo que vió le dejó estupefacto.

Ese reflejo, lojos de desaparecer como esperaba, se hizo más nítidp mostrando algo que nunca hubiera esperado. Tenía los ojos abiertos por la sorpresa y su boca se había entreabierto. ¿Qué hacía él allí? ¡Era algo imposible! Se giró lentamente para ver si se trataba de una jugarreta de su imaginación. Pero allí estaba, de pie, mirándole, con un aspecto joven a pesar de haber pasado décadas y décadas desde la última vez que se vieron.

— ¿Kota... nii? — fue lo único que logró pronunciar en un medio murmullo. Las preguntas se le amontonaban en la cabeza sin order aparente. Era tanto lo que quería preguntarle... — ¿Qué estás haciendo aquí?

Poco a poco se iba recuperando de la sorpresa inicial de verle, recuperando también la compostura. Si lo pensaba fríamente tampoco era tan imposible (él estaba allí), y de ser lo que creía tenían mucho más de qué hablar de lo que parecía.

Heliogábalus Mensajes : 46 Fecha de inscripción : 03/03/2011

Arqueó una de sus cejas, esperando que el menor se diera cuenta de que estaba alli, de pie, delante de él, como un idiota (todo había que decirlo), sin embargo, no aprovecho la oportunidad para volver a intentar huir, estaba claro que el destino se empañaba en que aquel encuentro sucediera. ¿Quién era él para contradecirlo? [Eso, echandole la culpa a otro (?)]. Suspiró levemente al ver que por fin parecia darse cuenta de que estaba allí y deslizó sus manos hacia el interior de los bolsillos de su pantalon.

—Hacía mucho tiempo que no nos veiamos, Iku —comentó, con un pequeña sonrisa en el rostro, mirandole curioso. Había cambiado pero no mucho, ah, parecía que después de todo se había vuelto más alto que él—. ¿Ah? ¿Qué hago aqui? Simplemente vine a escuchar una conferencia que por lo visto tú eres el encargado de dar —contestó, riendo levemente.

A pesar de su risa, la preocupación no abandono en ningún momento el interior de sus ojos, ¿cómo era posible que Iku siguiese vivo? Habian pasado decadas... además se le veía tan joven. ¿Era posible? ¿Acaso al pequeño Mizushima había terminado pasandole lo mismo que a él? No, era diferente. Algo dentro de él se lo decía, como si Iku no llegase a ser lo que él era y prefería no pensar en lo que era.

—Así que... ¿al final te decidiste por la enseñanza? —preguntó ladeando el rostro. No, no le parecia adecuado hacer la pregunta de: "Hey, Iku, ¿tú también tuviste un desafortunado accidente con un demonio al que le dijiste tu nombre, acabaste convertido y no recuerdas la razón?" Desde luego no era precisamente un buen tema de conversación.

Vampiro Renegado Mensajes : 31 Fecha de inscripción : 08/03/2011

Parecía que el ambiente poco a poco iba destensándose a medida que pasaba el tiempo, cosa que le alegraba. Después de unos segundos después de que el otro dijera lo de la conferencia se dió cuenta que debía continuarla, y sonrió levemente. Definitivamente, aquella no era su noche. Escuchó su pregunta e hizo un leve gesto con la mano para restarle importancia a la cuestión.

— Bueno... visto que en el mundo de la música no tenía demasiado futuro decidí probar esto. Mmm.. ¿podríamos ir yendo de nuevo al aula? Si no acabo esta conferencia se me echarán al cuello — rió muy levemente y esperando a que el otro le siguiera emprendió la marcha de nuevo a la sala, guardando una mano en su bolsillo.

— No esperaba encontrarte por aquí... es evidente que tenemos mucho de qué hablar — comentó durante el camino girando levemente de vez en cuando hacia el otro para ver si le seguía. Notaba algo extraño en su amigo, una sensación bastante familiar... aunque no lograba identificarla del todo. Una vez llegó a la puerta se giró del todo a Kotarou y le miró fijamente. — ¿Te apetece que hablemos después de que acabe la conferencia?

Heliogábalus Mensajes : 46 Fecha de inscripción : 03/03/2011

Se frotó levemente el cuello y asintió a su primera pregunta, cerrando levemente los ojos. Cierto, la conferencia, Iku debía seguir dandola por un rato más y bueno, ya podrían hablar de ello más tarde. De todo lo que tenian hablar... había pasado tanto tiempo desde la última vez. Quería preguntarle que era lo que habia hecho en todo aquel tiempo, cómo ea que seguia vivo y a ser posible hablar lo menos de su vida. Se acomodó como pudo la bufanda y dio un par de zancadas para poder ponerse a la "altura" del menor, realmente se habia hecho alto. Incluso sus piernas eran más largas.

—Claro, estaré por el final de las sillas, si no te entretienen mucho haciendote preguntas y tal podriamos salir a tomar algún café o algo mientras charlamos —sugirió tranquilamente. Obviamente dentro de su definición de salir a tomar algo no entraba el alcohol. A pesar del tiempo que pasaba seguia teniendole tolerancia cero a esa sustancia—. Nos veremos más tarde —comentó, despidiondose del chico para volver a su asiento, sentandose en éste para contemplar el estrado donde Iku terminaría de dar la conferencia.

Ahora que estaba más tranquilo podía antender sin ningún problema lo que Mizushima contaba, fijando sus orbes claros en el rostro del chico. Bueno, al menos había cosas que no cambiaban, sus ojos seguian teniendo la tonalidad de siempre, cosa que extrañamente le reconfortó. Cerró levemente los ojos un momento para luego levantarse cuando las ultimas palabras de aquella conferencia fueron dichas, quedandose un poco alejado del resto de persons, en un lugar visible para que el "profesor" le viera, esperandole.

Vampiro Renegado Mensajes : 31 Fecha de inscripción : 08/03/2011

Sin ser su propósito se pasó todo el tiempo que restó la conferencia mirando las sillas del fondo, buscando con la mirada al "joven" peliverde hasta que le encontró. Y, aunque lo iba ocultando paseando su mirada por el resto de la clase, no podía dejar de observarle y preguntarse una y otra vez por qué aún seguía teniendo ese aspecto.

Una vez acabada la conferencia se vió rodeado por algunas personas que le preguntaban sobre el tema o le pedían referencias de lo que acababa de explicar, y tras responder con paciencia a cada una de las preguntas buscó de nuevo con la mirada al otro, encaminándose hacia él cuando le localizó.

— Bueno... al fin acabaron las preguntas — guardó una mano en su bolsillo mientras hablaba, sin dejar de observarle. A pesar de que el otro era más grande también se percató del hecho de que era más alto que él. — ¿Vamos?

Empezaron a caminar, saliendo del edificio en la oscuridad de la noche, levemente iluminada por las farolas. Ya se había acostumbrado de sobra a aquél paisaje nocturno, aunque mentiría si dijera que no echaba de menos pasear bajo el astro rey. Tras colocarse bien las gafas empezó a caminar. Nada le llamó la atención hasta que vio un bar unas cuantas calles más alejadas de la academia.

— ¿Aquí te parece bien? — le preguntó, girándose hacia el peliverde.

Heliogábalus Mensajes : 46 Fecha de inscripción : 03/03/2011

Se miró las manos algo aburrido cuando la gente rodeo a Iku, bien, había previsto aquello pero eso no quitaba que fueran minutos de la noche perdidos y largos minutos de aburrimiento para él. Se quedó mirando el suelo como si fuera algo muy interesante hasta que escuchó la voz de Iku delante suya, provocando que alzase el rostro hacia él, provocando que una leve sonrisa surcara sus labios.

—Claro, será mejor que nos pongamos en camino —sugirió con un tono tranquilo, empezando a caminar hacia la salida de las aulas, siguiendo de cerca a Iku, practicamente paseando a su lado. Realmente no tenía mucha idea de los bares de los alrededores pues siempre evitaba los lugares que implicaran beber alcohol o mirarte raro. Generalmente iba a cafés nocturnos o cosas por el estilo.

—Uhm, sí, no tiene mal aspecto —respondió a la pregunta de Iku, volviendo a sonreir levemente, desprendiendo tranquilidad. Una vez pasado el susto inicial, era como si su propio interior buscase el equilibrio y la paz que siempre le habian gustado—. Vamos —terminó de decir, empezando a caminar hacia el lugar para luego abrir la puerta, entrando con algo de parsimonia por ella, buscando con la mirada algún sitio libre donde se pudieran sentar.

—¿Ah? Allí parece que hay un par libres —comentó, caminando hacia la mesa para sentarse en uno de los laterales, no le gustaban las barras, poco espaciosas, además, las butacas de la barra siempre le habian parecido sumamente incomodas. Se quedó esperando a que el menor se sentase, pensando mientras tanto que pregunta hacerle.

Vampiro Renegado Mensajes : 31 Fecha de inscripción : 08/03/2011

Asintió con ligereza cuando el otro aceptó aquél bar, siguiéndole y mirando alrededor. El ambiente parecía tranquilo, propio de una noche cualquiera en que los amigos van a tomarse algo por ahí. Buscó con la mirada algún asiento libre, pero el otro se adelantó a ello y los encontró.

— ¿Hm? — le siguió y se sentó en uno de los dos huecos, mirando de reojo al mayor. También estaba pensativo, no sabía cómo comenzar, pero cuando por fin iba a hablar el camarero se les acercó para coger su pedido. — Hm... una cerveza, por favor.

Esperó a que el mayor decidiera y el camarero se fuera antes de apoyar un brazo en la mesa y mirarle fijamente a los ojos a través de las gafas.

— Creo que es obviala pregunta que ambos estamos deseando hacer...— comentó, con un brillo algo extraño en sus ojos, mezcla de curiosidad y algo de malicia.— '¿Cómo es posible que siga vivo? Si han pasado demasiados años desde que nos vimos...' ...¿o no, Kota-nii? — sonrió ligeramente de lado, enseñando muy levemente sus incisivos. Tenía la confianza suficiente en el otro para mostrarle aquello. Cuando el camarero vino y dejó su pedido volvió a su cara de seriedad habitual, sin dejar de observar las reacciones del mayor.

Agradecía internamente que el bar estuviera algo lleno, así podrían hablar de aquél tipo de cosas sin que algún cotilla aburrido se dignara a escucharles. Tan centrado estaba en la conversación que empezaban a mantener que no se fijó en que otra persona entró en el bar, algo pasada de copas al parecer, que empezaba a meterse con los que allí se encontraban.

Heliogábalus Mensajes : 46 Fecha de inscripción : 03/03/2011

Cerró los ojos mientras apoyaba su espalda totalmente en el asiento de aquella mesa, cuando los abrio se encontró con que el camarero ya había llegado, provocando que arquease una de sus cejas. ¿Habia tenido los ojos cerrados tanto tiempo? Se quedó un momento en silencio, pensando que pedir después de que el menor ordenase una cerveza.

Obviamente no iba a pedir nada con contenido alcoholico asi que simplemente murmuró "un café" y desvió el rostro hacia las cristaleras del bar, mirando con curiosidad el paisaje nocturno de aquel lugar. Los coches, las luces, el ruido, realmente agradecía haber ahorrado el suficiente dinero durante todo aquel tiempo para conseguir un apartamento apartidito de todo aquel jaleo. Una sonrisa divertida surcó sus labios al escuchar las palabras del menor. Realmente aquello era demasiado obvio.

—Creo que el apelativo "muchos" se queda corto en está situación, Iku —comentó como si fuera lo más normal del mundo, sin embargo, un ligero escalofrio (que no dejo que se percibiera) invadió su cuerpo al ver claramente los incisivos de Mizushima. Suspiró pesadamente, no era algo demasiado divertido de averiguar, más cuando todo el mundo estaba empañado en decir que los seres de su clase no tenian alma. Sólo una duda surcaba su mente, ¿era un vampiro convertido por un Heliogábalus o era uno de ellos?

—¿Cómo ocurrio? —preguntó, ajeno al hombre que acababa de entrar en el bar, tambaleandose hacia la barra, gritando algo de vez en cuando inentendible. Aunque por mucho que hubiese intentando no prestarle atención el insistente olor a alcohol que desprendia el aliento de semejante personaje no dejaba de inundar sus fosas nasales, mareandole un poco. Jodido alcohol, además, no era sólo el aliento, TODO su cuerpo apestaba del mismo modo, como si se hubiera dado un baño en vino y a saber que otras cosas.

—¡Hey, preciosa...hip! ¿¡Cuanto... hip... por un complefo... hip!? —el gritó casi se escuchó por todo el local y el taburete del que se acababa de levantar aquel mendigo cayo rodando al suelo. Había pretendido seguir ignorando a aquel hombre sin futuro, bien era sabido que sólia ser una persona neutral, que detestaba meterse en lios demasiados grandes, claro que no contaba con que el hombre que acababa de llamar preciosa y puta a alguien al mismo tiempo se sentase a SU lado, pasase su brazo por su hombro.

—Vamos~~ lo pasaremos bien y te pagafe... hip... MUY bien... hip —terminó de decir, echandole todo el aliento en la cara, lo único que atinó Kotarou a hacer fue a ponserse pálido y con una expresión clara de "tierra tragame". ¡Le habia confundido con una chica y encima con una puta! ¿¡Que pinta de puta tenía él!?

Trató de separarse de él sin usar la fuerza bruta, es decir, lo último que el faltaba era partierle el cuello a un mendigo, sin embargo, aquel tipo parecia tener brazos de pulpo, cada vez que parecia que se libraba de su agarre aparecia su mano por quien sabe donde y se le enroscaba más fuerte, hablandole sobre lo que podrian hacer y haciendo obviamente que cada vez sintiese más asco.

Vampiro Renegado Mensajes : 31 Fecha de inscripción : 08/03/2011

Su mirada se ensombreció ligeramente ante aquella pregunta, un tanto peliaguda. Realmente no quería recordar aquella noche, pero no dejaba de repetirse cada cierto tiempo en su memoria. Además... ya había empezado a contárselo, ¿no? Bebió un trago de cerveza antes de hablar y mirarle.

— Bueno... por si no te lo había dicho entré en un grupo de música, ya que onee-chan decía que le encantaba escucharme cantar y... — su explicación fue cortada por los gritos de aquél hombre borracho.

Ladeó su mirada hacia el individuo, escuchando aquellos berridos que profería mientras se acercaba a su mesa. ¿A quién se estaba refiriendo con aquello? Su pregunta fue confirmada al instante cuando el hombre se sentó junto a Kotarou y le rodeó con un brazo. Un ligero tic apareció en su rostro. ¿Quién se creía que era para tratar a Kota-nii de aquella manera? A pesar de que estuviera borracho, no era una actitud que debiera consentir. Sin dejar de mirarle, veía cómo aquél hombre seguía confundiéndole e intentar llevar sus manos donde no debía. Entonces tuvo un leve impulso.

Tras colocarse bien las gafas se levantó ignorando las miradas que se habían posado en él y se dirigió hacia el hombre.

— Mire... me ha caído bien. Si quiere antes de disfrutar con esta señorita, le invito a tomar una copa. Pero este bar no me gusta demasiado... conozco uno mejor que este — le guiñó un ojo a Kotarou para que viera que no iba en serio y le ayudó a levantarse, puesto que con la idea de otra copa (y encima gratis) se le iluminó la mirada.

Junto con él salió del bar, dándole charla para entretenerle, caminando por algunas calles hasta que llegaron a un callejón donde la luz de las farolas apenas iluminaba. Asegurándole que era el camino más corto, ambos se internaron por allí. Mientras que el hombre parloteaba sobre cosas a las que, realmente, no prestaba atención, Iku caminaba tras él con una mirada algo más fría y seria, sin dejar de observarle. En parte odiaba hacer eso, pero hacía ya varias noches que no se alimentaba como era debido...

La oscuridad de la noche se tragó los gritos de aquél pobre desgraciado antes de perder la vida. Al cabo de algunos minutos Iku salió del callejón limpiándose la boca con el dorso de la mano. Era algo asqueroso, notaba gran parte del alcohol que ese infeliz había ingerido aquella noche recorrer sus venas, haciendo que sus sentidos se embotaran un poco. Perfecto, se había emborrachado con la sangre... Aquello era para verlo. Como pudo se dirigió de nuevo al bar, entrando y tambaleándose sin querer antes de sentarse de nuevo junto al peliverde, suspirando un poco.

— Asunto zanjado... — murmuró mientras se colocaba bien las gafas.

Heliogábalus Mensajes : 46 Fecha de inscripción : 03/03/2011

Cada vez se sentía más incomodo y encima aquel hombre no dejaba de sobarle. Seguramente cuando consiguiese quitarselo de encima apestaria a alcohol toda su ropa. Joder, encima aquella era su bufanda favorita y un poco más y aquel tipo le tira la baba encima de no ser porque Iku habia intervenido.

A pesar de que sabia de que lo estaba haciendo por él no pudo evitar mirarle mal cuando le llamó señorita. ¡Qué no parecia una mujer demonios! Que tuviese una pinta más afeminada que el resto de los hombres y fuera bastante delgaducho no significaba nada.

Suspiró pesadamente y observó como Iku se llevaba a aquel tio, mirandole algo preocupado. Sabía que era estúpido preocuparse, Iku era un vampiro, aquel tipo un simple borracho humano pero aún así... era un instinto ya arraigado en él desde hacia mucho tiempo.

Después de todo, Iku siempre habia sido como un hermano pequeño. No preocuparse por él resultaba inútil. Suspiró por enesima vez y miró el café que tenia delante, a pesar de la peste que todo su cuerpo parecía oler. Tomó el café entre sus manos y empezó a beberselo lentamente, tratando de enfrascar sus sentidos en el olor del liquido oscuro y no en el de su ropa.

Cuando terminó, dejo la taza en la mesa y se acomodó un poco más en el asiento, cerrando levemente los ojos. Iku no tardó mucho en aparecer después de que hiciese aquello, sin embargo, el olor a sangre y alcohol no le paso en absoluto desapercibido, así como el hecho de que el menor iba algo... "achispado" por decirlo de alguna manera.

—Suponia que con el paso de los años habrías deducido que no es recomendable beber con los borrachos —regañó sin poder evitarlo, dedicandole la mirada que siempre ponia cuando robababa galletas del tarro cuando mama Mizushima habia dicho que ya estaba la cena (?).

—Será mejor que te lleve a casa, no estas en condiciones de tomarte nada más —susurró, mirandole tranquilo, deslizando el precio de la bebida y el café sobre la mesa—. Además, allí seguramente podremos hablar más tranquilamente —terminó de decir, levantandose, omitiendo por supuesto la parte en la que deseaba con fervor tomarse un baño y hacer que desapareciese ese hedor a alcohol de su ropa.

Vampiro Renegado Mensajes : 31 Fecha de inscripción : 08/03/2011

Cerró los ojos intentando que el leve mareo que le estaba afectando le desapareciera como por arte de magia, sabiendo que no sería así realmente. Los volvió a abrir cuando escuchó la voz del otro, detectando el tono de regaño y la mirada que tantas veces había escuchado cuando era pequeño por parte del mayor.

— No quería que el pobre hombre se sintiera solo bebiendo... además, seguro que tendría ganas de disculparse ahora por lo que te dijo y te hizo... — rió brevemente, volviendo a cerrar los ojos. No quería admitirlo en voz alta, pero realmente echó de menos esos regaños, las tardes que pasaban juntos... en fin, su vida anterior en general.

Asintió levemente ante la idea del otro. En aquellos momentos no le apetecía seguir bebiendo, sabiendo que aquél era su límite si quería mantenerse consciente de sus propias acciones. Iba a dejar el dinero de su cerveza en la mesa pero vió que el otro se le adelantó, alzando una ceja ante aquello.

— No hacía falta que me invitases... — comentó, guardándose el dinero. — Tienes razón, apenas hemos hablado... Mi casa está a apenas un par de manzanas de aquí — explicó mientras se ponía en pie y empezaba a caminar algo torpemente. — Si quieres vamos allí y seguimos hablando... además, así te ofrezco algo por la invitación.

Con alguna que otra ayuda por parte del peliverde se fueron encaminando hacia su casa. No era gran cosa, un apartamento bastante tranquilo y bien decorado, con un amplio balcón que daba las vistas de gran parte de la ciudad.

— Bueno... esto no es como aquellas mansiones, pero algo es algo... — comentó, dejando las llaves en un pequeño cuenco situado a la entrada del apartamento e invitándole a entrar.

Heliogábalus Mensajes : 46 Fecha de inscripción : 03/03/2011

Negó suavemente ante las palabras del menor. Le había invitado porque había querido, no había que darle más vueltas al asunto. Además, lo hecho, hecho estaba. Resopló al verle caminar de aquella manera tan torpe, definitivamente tenia delante de si uno de los motivos por los que tanto detestaba el alcohol. Volvió a negar y se acercó a él para quedar a la par, ayudandole de vez en cuando a mantener el ritmo mientras Iku le guiaba hasta su casa.

Una vez alli, tuvo que quitarle las llaves de las manos para abrir él pues su amigo parecía que no terminaba de encajar aquel instrumento en la cerradura. Cuando la puerta fue por fin abierta volvio a ayudarle a entrar, cerrando detrás de si para luego mirar con curiosidad el lugar donde el pequeño (Aunque ahora no tan pequeño) Iku vivia.

—No, es una casa bonita —replicó, volviendole a sonreir mientras se acercaba al balcón, mirando hacia las estrellas del firmamento a través del cristal que tenía delante—. Uhm, ¿es está la única ventana que tienes? —preguntó, aquello tenía pinta de ir para largo así que posiblemente tendria que quedarse a dormir alli y estaba seguro de que a ninguno de los dos le haria gracia el sol así que de un sólo movimiento, corrió las cortinas negras del balcon.

—Al final no has terminado de relatarme como ocurrió, más bien, ni siquiera has podido empezar —comentó, riendo brevemente para luego acercarse a él—. ¿Te encuentras con fuerzas o prefieres que lo dejemos para la noche que viene? —preguntó, a veces no podía evitarlo. Los recuerdos le invadian y le salía la mama gallina que llevaba dentro. Buscó con la mirada la cocina y fue hacia ella para preparar algo de café mientras se quitaba la bufanda y la chaqueta, dejandolas cuidadosamente sobre una silla, luego tendria que ponerlas a lavar.

—Por cierto, ¿te importa que luego use tu baño y dejarme algo de ropa? Por culpa de ese hombre apesto a alcohol —comentó mientras dejaba que el café se preparase en la cafetera (vamos que lo puso a hervir y esas cosas).

Vampiro Renegado Mensajes : 31 Fecha de inscripción : 08/03/2011

Una vez entró se fue directo al sofá negro situado en el centro de la sala, cerrando de nuevo los ojos y llevándose una mano sobre estos. Escuchó cómo el otro corría las cortinas y lo agradeció internamente, ya que no quería toparse con el amanecer mientras hablaban. Ante la pregunta que le hizo simplemente se limitó a asentir con la cabeza. No quería arriesgarse a que una ventana mal cerrada le hiciera alguna jugarreta. Además... ya estaba encantado con las vistas que tenía en aquél balcón. ¿Para qué quería más?

Una suave sonrisa se instaló en su rostro al escucharle. Realmente el muchacho no había cambiado en nada, seguía preocupándose como si fuese su hermano mayor, tal y como hacía cuando eran niños. Negó suavemente volviendo a abrir los ojos con lentitud.

— No te preocupes, esto con un café se me pasará de seguida... — murmuró, casi para sí mismo.

El olor a café empezó a inundar poco a poco el piso cuando éste empezó a hervir por la cafetera que el mayor puso, e Iku aspiró suavemente ese aroma antes de incorporarse. Parecía ser que ese tonto mareo ya se le iba pasando. Además... ¿qué clase de anfitrión sería si dejaba que el invitado hiciera todo? Se acercó al peliverde cuando le preguntó sobre la ducha.

— No sé ni para qué lo preguntas.... estás como en tu casa, Kota-nii.

Una vez acabó de prepararse el café fue a la cocina y, tras sacar un par de tazas del armario situado sobre los fogones sirvió el café y lo llevó a la sala, invitándole a sentarse en la mesa con un gesto de la mano. Acto seguido, cuando el otro ya se acomodó, empezó a relatarle todo lo acontecido desde la última vez que se vieron. Al principio parecía un poco reacio a tratar el tema de su hermana, pero poco a poco se fue soltando y le habló de su entrada en el grupo de música, de cómo tuvieron éxito y de su posterior conversión.

— Ni siquiera hizo falta que le dijera mi nombre, lo sabía de sobra el muy... — murmuró, ladeando el rostro con un claro mosqueo.

Tras aquello le explicó lo que había pasado tras la conversión, qué había tenido que hacer para seguir adelante y cómo decidió convertirse en profesor. Realmente le aliviaba hablar de todo aquello, era la primera vez que se lo explicaba a alguien y se sintió liberado de una extraña carga.

— Y básicamente eso es lo que me ha ocurrido hasta el dia de hoy — acabó, cruzando las manos delante de su rostro y mirándole fijamente. Le dejó el tiempo suficiente para que procesara toda la información, tampoco quería saturarle nada más verle. — ¿Y bien? ¿Qué hay de tí?

Heliogábalus Mensajes : 46 Fecha de inscripción : 03/03/2011

Su cuerpo entró en tensión y su mirada se ensombreció por un periodo de tiempo irreal (es decir, milisegundos) ante las menciones de Yui, provocando que su sonrisa vacilase en su rostro, los recuerdos le invadieron por un breve momento y estuvo a punto de querer correr, huir lo más lejos posible, donde esa voz, esa mirada cristalina y esa confesión no pudieran alcanzarle nunca. A pesar de todo, atendió con interés lo que el menor le contaba tomandose lentamente su café.

Se encontraba con las piernas cruzadas y la espalda apoyada en el respaldo del sofá, mirando fijamente a Iku, como analizando todo lo ocurrido, todo lo que le habia contado y claro, como siempre tuvo que llegar, la temida pregunta. ¿Hablar de él? ¿De lo patético de su huida tras la muerte de Yui? ¿De como había sido incapaz de corresponder sus sentimientos? No, simplemente no podía hablar de eso.

—¿Ah? Así que un Heliogábalus termino mordiendote, ¿no? ¿o fue otro vampiro? —preguntó confundido. Lo olía claramente, Iku no tenia el mismo aroma en su sangre que él, del mismo modo que no tenia el mismo aroma de otros Heliogábalus que había conocido antes y bueno... él no sabia nada de su master. Tampoco es que tuviese ganas de recordar a la persona que le había hecho aquello.

—¿Uh? No recuerdo realmente bien los detalles de lo sucedido, está todo como borroso, ya sabes —susurró suavemente para luego desviar la mirada hacia la taza de café—. Deberias haber tenido más cuidado —le regaño, suspirando pesadamente—. Claro que por aquel entonces no debias saber que existian esa clase de criaturas —murmuró, notando como la culpa la invadia de nuevo. Si hubiera estado con él... nada de eso habria pasado, podria haberle protegido.

Nuevamente su cobardia habia desenbocado en el desastre, se mordió el labio inferior y suspiro, acomodandose en el sofá—. Ahora soy novelista, por eso fui a tu conferencia, pense que el tema que tratabas quizá me ayudase a pasar el... bloqueo que estoy teniendo —terminó de decir, dejando la taza de café ya vacia en la mesa—. Pronto amanecera y si te soy sincero no me gustaria dormirme con este olor, ¿me dices donde esta el baño, Iku? —le preguntó, suave y con un tono de clara educación.

Vampiro Renegado Mensajes : 31 Fecha de inscripción : 08/03/2011

No había dejado de observar las reacciones del otro mientras hablaba e iba tomando el café, notando por unos momentos aquella expresión en el rostro del mayor al empezar a hablar, aunque tampoco quería decir nada. Sabía lo que había pasado entre él y su hermana, ya que ella le contaba todo lo que sentía y lo que le pasaba. Además, estaba aquella extraña relación entre gemelos que le hacía ponerse alerta cada vez que algo preocupaba a su hermana.

Salió de sus pensamientos tras escuchar la voz del otro formularle aquella pregunta. También notaba que el otro no era exactamente como él. ¿Tal vez fuera uno de los que su "raza" buscaba destruír? Asintió suavemente con la cabeza.

— Se trataba de un Heliogábulus, si.

Tras responder se dedicó a escuchar atentamente la historia del otro, alzando un poco la ceja ante lo que dijo sobre sus recuerdos. Tal vez el shock para él fue tal que su memoria le jugaba la mala pasada de no dejarle recordar los detalles de lo sucedido. Después de eso escuchó su regaño y rodó ligeramente los ojos como cuando era chico. Ya sabía que tendría que haber tenido cuidado, pero, como dijo segundos más tarde, no tenía ni la más remota idea de que aquellos seres existieran. Si lo hubiera sabido... ¿pensaba el otro que iba a dejar que un ser de aquellos alargara su sufrimiento? Porque, desde que se había quedado solo, pensaba que ya no tenía ningún lugar en aquél mundo. ¿Por qué dejaría entonces que su vida se alargara hasta ese punto?

Se centró en lo que el otro estaba diciendo, frotándose un poco las sienes notando el efecto del café acabar con el poco alcohol que le quedaba en las venas. Sonrió un poco cuando terminó su historia.

— Así que ha sido cosa del destino que nos volviéramos a encontrar... — comentó ligeramente, colocándose bien las lentes. Realmente había sido una agradable coincidencia, aunque ahora una duda le asaltaba. Si hubiera estado utilizando su nombre y dándose a conocer... ¿Kota-nii le hubiera encontrado al escuchar hablar de él? No quería fama, simplemente quería compartir su conocimiento. Además, si se hacía famoso empezarían a investigar, y no era todo el mundo el que estaba dispuesto a aceptar a aquella raza entre ellos.

Dejó también la taza y asintió ante la última pregunta, levantándose para guiarle. Tras cruzar un pasillo encendió una luz mostrándole un moderno baño bien iluminado.

— Aquí lo tienes, ahora te traeré algunas toallas... y para la ropa, ven.. — Tras decir aquello le guió a su propia habitación, siguiendo la linea de todo el apartamento, con un estilo que mezclaba la austeridad y el modernismo. Una amplia cama reinaba en el centro, mientras que los muebles de caoba resaltaban el pálido color de las paredes. Se dirigió a uno de aquellos armarios y lo abrió. — Puedes coger la ropa que quieras, aunque puede que te esté algo grande... — comentó con un leve tono divertido.

Heliogábalus Mensajes : 46 Fecha de inscripción : 03/03/2011

No comentó nada respecto a ser aquello que había convertido al menor en lo que era, suspirando pesadamente por la información. Detestaba que el resto de los de su raza hiciera aquello. ¿Quienes eran para decidir si un humano debía compartir el mismo destino que ellos? Estaba claro que no metia en el mismo saco a los masters. Habia oido hablar de ellos a sus congeneres. Seres sedientes de poder, malignos en su mayoria. Demonios venidos de los bajos fondos.

Al cabo de los segundos se levantó, siguiendo por la casa a Iku, dejandose guiar hacia el baño que contempló con visible curiosidad—. Es... espacioso —susurró, tranquilo, dedicandole una suave sonrisa para luego seguirle a por la ropa—. Ah... cierto —susurró, mirandole para luego mirarse.

Era bastante obvio a quien de los dos habian convertido primero. Suspiró levemente y avanzó hacia el armario. Realmente le daba algo de cosas rebuscar entre los armarios del menor así que cogió lo primero que vio. Una camisa blanca, bastante enorme y unos pantalones negros de pijama (de estos con elastico) pues algo que se tuviera que abrochar o derivados le estaria grande. Una vez cogió la ropa miró la cama fijamente y luego a Iku.

—Uhm... ¿dónde dormiré? —preguntó mientras pasaba por su lado yendo hacia el baño—. Aunque bueno, creo que eso lo discutiremos cuando salga —susurró, casi seguro de que Iku querria que usase la cola y no, no tenia intención de usar la cama. Estaba en la casa del menor, el sofá le venia perfecto. Además, Iku seguia algo enfermo, lo habia notado mientras daba la conferencia.

Una vez dentro del baño, empezó a desvestirse, habiendo previamente puesto el agua para que saliera caliente. Dejó cuidadosamente la ropa sucia en una silla y entro dentro de la bañera, buscando el gel con la mirada para empezar a lavar su cuerpo, procurando pensar en nada de lo que estaba pasando. Una vez termino de ducharse y asegurarse de que olia decentemente, se vistió con la ropa que le habia cogido a Iku, notando como las mangas de la camisa tapaban sus manos así como el hecho de que dejaban al descubierto uno de sus hombros.

—Realmente eres demasiado grande —comentó al salir de la ducha, buscandole con la mirada.

Vampiro Renegado Mensajes : 31 Fecha de inscripción : 08/03/2011

Dejó que el otro escogiese la ropa que gustase mientras él cogía un par de toallas de otro armario. Le observó ligeramente con la ceja un poco alzada, viendo que cogía lo primero que vió. Sin darle más importancia, le siguió hasta el baño y dejó las toallas encima del mueble.

— Si necesitas algo más, sólo dímelo. — comentó antes de cerrar la puerta del baño, dejándole ducharse tranquilo.

Tras aquello fue a la sala para recoger las tazas que habían dejado por medio anteriormente, llevándolas a la cocina y fregándolas. Hizo lo mismo con la cafetera, vaciando el contenido restante en un recipiente por si luego alguno de los dos quería más. Una vez dejó todo limpio y recogido como estaba antes suspiró, quitándose un momento las gafas para masajearse las sienes. En su cabeza no dejaba de dar vueltas la conversación que acababan de tener. Negó un poco, no debía preocuparse por ello... aunque solo pensar que alguien había condenado a Kotarou a aquella existencia maldita le enfadaba. ¿Sentimiento de protección hacia su "hermano", quizás?

Miró la hora que era tras volverse a poner las gafas y chasqueó ligeramente la lengua. Pronto amanecería. Aquella noche se le había hecho realmente corta con todo lo acontecido. Se acercó a las cortinas asegurándose que estuvieran bien echadas para dejar la habitación en una completa oscuridad, y acto seguido empezó a preparar el sofá para dormir en él, sacando una manta y un cómodo cojín. Tras ello fue a la habitación y se cambió de ropa, poniéndose una camiseta sencilla de color gris oscuro y unos pantalones algo anchos de color negro.

Escuchó la puerta abrirse y el comentario del peliverde, por lo que se asomó al pasillo para ver por qué decia aquello. No pudo evitar reír un poco al ver que la ropa le venía algo grande, como suponía. Aunque... además de la diversión de la situación no pudo evitar sentir algo más al verle de aquella manera, tan... ¿vulnerable? Era como si quisiera protegerle del mundo que les rodeaba.. Negó internamente.

— Puedes dormir en mi cama, yo dormiré en el sofá. Ya lo he preparado y todo. — Pasó junto a él para ir en dirección a la sala. — Como te dije antes, si necesitas algo no dudes en avisarme.

Heliogábalus Mensajes : 46 Fecha de inscripción : 03/03/2011

Frunció ligeramente el ceño ante lo que habia escuchado y antes de que pudiera si quiera darse cuenta de lo que pasaba apareció frente a él, colocando ambas manos sobre el pecho del mayor, empujandole para que fuera a su cuarto, mirandole ligeramente mal.

—No, yo duermo en el sofá, tú duermes en tu cama —replicó, introduciendole al interior de la misma—. Y antes de que se te ocurra replicar —empezó cruzandose de brazos—. quiero que sepas que me di cuenta mientras te veía dar la conferencia. Si realmente crees que voy a dejarte dormir en el sofá estando aún enfermo vas listo —terminó con el ceño ligeramente fruncido. Aunque dado el estado de su ropa realmente no imponía demasiado.

Su expresión se suavizo levemente y sonrió de lado, cerrandole la puerta en las narices a Iku, era una forma de asegurarse de que no cambiaria de opinión ni se dejaria convencer por el menor, por eso no le habia dado opción a réplica. Sabía perfectamente que si Iku no hubiera mostrado débil en esa ocasión habria callado y habria cedido a su indecisión, acabando sin poder dormir por la preocupación hacia el menor.

Preferia echarse en la cama y taparse con la manta, cerrando los ojos para tratar de dormir un rato. Ya casi estaba ameneciendo y todo su cuerpo lo notaba, estaba cansado por todo lo acontecido en el día. Demasiadas emociones para uno solo así que poco a poco, se fue dejando llevar por los brazos de Morfeo.

Vampiro Renegado Mensajes : 31 Fecha de inscripción : 08/03/2011

Alzó una ceja al verse frenado por el otro, mirándole fijamente mientras le empujaba a la habitación. Iba a replicarle cuando el mayor frunció el ceño y le dijo lo de su enfermedad, abriendo los ojos por la sorpresa. ¿Cuándo se había dado cuenta de aquello? El ligero shock por descubrir que lo sabía le impidió reaccionar a tiempo, y cuando se quiso dar cuenta el otro había cerrado la puerta en sus narices. Chasqueó la lengua frunciendo el ceño, empezando a molestarse. No quería que le tratase como si estuviera tullido o terminal o algo parecido, visto el estado en el que se encontraba su enfermedad era algo nimio y sin importancia. Pegó un leve golpe a la pared demostrando su frustración.

— Lo que tengo no es algo que se cure durmiendo en una cama y lo sabes, Kota-nii... — Murmuró, suspirando pesadamente y echándose en la cama. Se quitó las gafas y las dejó sobre la mesita, cerrando los ojos. Sin embargo, aunque intentara dormir no podía. Su cabeza estaba llena de pensamientos, recuerdos que creía superados y enterrados en su memoria. Y todo gracias a la persona que dormía en el sofá en aquellos momentos. Se frotó el pelo con algo de fuerza mascullando. ¿Por qué todo aquello tenía que recordarlo en esos momentos?

Viendo que, tras una hora, no había logrado conciliar el sueño, volvió a coger las gafas y tras colocárselas se levantó con intención de ir a la cocina a por un vaso de agua. Sin embargo se detuvo a medio camino al escuchar la tranquila respiración del peliverde. Se apoyó ligeramente en el marco de la puerta, observando como el otro descansaba tranquilamente. Y, de nuevo, los recuerdos inundaron su mente con más intensidad que antes.

.....

El sol del atardecer bañaba cálidamente la habitación, ajeno a lo que estaba ocurriendo dentro de aquella. Había ido todo lo rápido que había podido cuando le llamaron, y en aquellos momentos se encontraba sentado junto a la cama con la mano de su hermana sujetada con fuerza, siendo el sonido del monitor el único por unos breves instantes. Sabía lo que ocurría, sabía que eso tenía que llegar algún día, pero simplemente se negaba a creerlo.

— Iku... recuerda que debes cuidar de Kota-nii... — murmuró Yui, sin dejar de mirarle con un semblante algo triste. Iku no lo podía evitar, notaba las lágrimas inundar sus ojos pero se esforzaba por no dejarlas salir. No quería entristecer más a su hermana. — Sabes que es un desastre si nadie le cuida...

— Hermana...

— Prométemelo... — insistió, dibujando esta vez una suave sonrisa en su rostro, cosa que hizo que el menor no se pudiera contener y las lágrimas empezaran a surcar sus mejillas.

— Está bien...

....

Nunca había creído en el destino, siempre había pensado que lo que ocurría en la vida de una persona era fruto de sus propias decisiones, no de que tuviera un camino ya trazado. Sin embargo aquello le hizo dudar. Tras quedarse unos minutos más mirándole avanzó con pasos silenciosos y, con cuidado de no despertarle, le cogió en brazos y lo llevó a su propia habitación, depositándolo en la cama. Por suerte esta era casi de matrimonio, por lo que ambos podrían dormir perfectamente.

— Cumpliré nuestra promesa, nee-san... — murmuró con suavidad, echándose tras aquello en el lado opuesto de la cama.

Heliogábalus Mensajes : 46 Fecha de inscripción : 03/03/2011

Hacia tiempo que no tenía un sueño tranquilo y esa noche no iba a ser la excepción que confirmase la regla. Al principio sus sueños fueron tranquilos si, su respiración constante y normal, sin embargo, pronto las pesadillas hicieron eco en su mundo interno.

El rostro de Yui, sus ojos ligeramente apagado y su suave voz se hizo eco en su mente, resonando una y otra vez como un mantra. Recordandole una y otra vez la falsedad de sus actos, su incapacidad de devolver los sentimientos ajenos. Se incorporó de golpe, jadeando, con el rostro sudado y los ojos fuertamente cerrados, escondio el rostro entre sus piernas y trato de calmarse.

¿Por qué? Esa pregunta resonaba una y otra vez en su mente. Yui jámas le habria reclamado nada, su confesión habia sido tranquila, joder incluso habia llegado a decirle que no pasaba nada si no correspondia esos sentimientos. ¿¡Por qué su mente se empeñaba en usar el rostro de Yui para torturarle!? Se secó los ojos, notando como un par de lágrimas de rabia habian descendido por su rostro sin su consentimiento.

Aquella rutina empezaba a hartarle, si no era Yui era él mismo, si, su propia figura se quedaba de pie, mirandole fijamente, sonriendo como siempre lo hacia, maldita sea incluso cuando lloraba sonreia, tratando de quitarle importancia al asunto que le causaba mal pero lo peor no era aquello, era oir su voz, su propia voz susurrando y sin embargo, sonando tan clara y alta... pareciendo que hablaba en su oido.

"¿Alguien como yo es capaz de amar a alguien?"

Para luego despertar, jadeando y con el sudor recorriendo su cuerpo. No, esa opción tampoco le hacia gracia alguna, es más, le resultaba más escalofriante que cualquier pesadilla con Yui. Suspiró pesadamente, a veces se preguntaba por qué no habia sido capaz de corresponderla, maldita sea, si lo hubiera hecho... si lo hubiera hecho quizá ella habria vivido algo más.

Conocía a Yui, sabía que aunque habia dicho que no le importaba si no correspondia habria estado adolorida por el hecho de que no hubiera ido a verla pero... ¿con qué cara se hubiera presentado ante ella? Su indecisión había provocado que al final fuera demasiado tarde para nada. Suspiró de nuevo, tratando de normalizar su respiración y por primera vez, se dio cuenta de que no estaba en el salón y que donde descansaba no era el sofá.

Miró a Iku que por el momento dormia tranquilo a su lado y sonrio, suave y a la vez apenado. Todo el dolor que le habia causado... se acercó a él y agarró brevemente los bordes de su camisa por la espalda, echandose a su lado y apoyando la mejilla en ésta.

—Perdón —susurró con extremada suavidad, cerrando los ojos, tratando que el calor de Iku le diera la tranquilidad que tiempo atrás habia perdido. Además, aún parecia que faltaba un poco para que anochiera, cuando lo hiciera... ¿qué pasaria cuando lo hiciera? Tenía que seguir con su libro e Iku seguramente seguiria con sus conferencias. Quizá... quizá podrian quedar algún día, como viejos amigos que eran. Un par de días, tomar algún café y charlar sobre como le iba la vida a Iku.

Sí... eso sonaba bien. Y pensando aquello se fue quedando poco a poco dormido de nuevo.

Vampiro Renegado Mensajes : 31 Fecha de inscripción : 08/03/2011

Después de haber llevado allí a Kotarou y coger el sueño no se despertó hasta que la noche se hizo presente. Poco a poco empezaba a despertarse, notando sin saber por qué algo cálido en su espalda. Giró un poco el rostro y se sorprendió al ver allí al mayor. Tras la sorpresa inicial una suave sonrisa se instaló en su rostro al ver que seguía dormido tranquilamente y con cuidado de no despertarle se giró para encararle. No se esperaba encontrarse su rostro tan cercano, por lo que unos momentos se quedó parado, pero cuando se rehizo apartó con suavidad un mechón de su cabello acariciando su rostro de paso. Iba a protegerle como le prometió a Yui, además sería una forma de devolverle todo lo que había hecho por ellos en el pasado.

Con cuidado de no despertarle se levantó y se fue a la cocina a preparar algo de comer, arreglándole de paso la ropa dejándosela bien puesta en una silla. ¿Qué pasaría después de aquello? Tras tanto tiempo sin verse, esperaba volver a retomar la relación de amistad que tenía desde hacía tiempo con él, así que en cuanto pudiera le pediría la dirección o el teléfono, algo con lo que poder comunicarse con él para quedar en otra ocasión.

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