Alguien muy ENOJADO [Privado Roxas]

Abrió sus ojos, con lentitud y timidez, cuando escuchó la respuesta de Moonkyul. Se sintió bien de saber que le gustaba, y porque lo llamara de aquella forma, aquello motivó suficiente a Roxas para que continuara, al menos hasta que el vampiro le apartó su miembro de su boca. Miró a Moonkyul con cierta confusión, preguntándose qué sería lo siguiente que haría...

Su duda se resolvió cuando sintió la húmeda entrepierna del mayor acariciar su entrada. Se le escapó un jadeo, seguido de una especie de grito que estaba entre el dolor y el placer cuando lo penetró de esa forma tan rápida, aunque este último lo ahogó en los labios de Moonkyul.

Cuando el vampiro se separó, sólo jadeó.

-A-Ah... Moonkyul... -lo llamó, sintiendo cómo le temblaban las piernas y escuchando su propia respiración, muy agitada. -Se siente tan bien... -se le escapó en un suspiro, tratando de abrir como pudo sus piernas para darle aún más espacio.

Los gemidos de Roxas no cesaban, sino que se intensificaban, convirtiéndose en gritos de placer únicamente dedicados al vampiro, pero que podría escuchar cualquiera. Dejó que separara más sus piernas, sintiendo esas embestidas tan fuertes que le hacían delirar, escuchando el sonido de la cama moverse con sus movimientos... No iba a negarlo, aunque el principio le asustaba, ahora le encantaba cuando Moonkyul lo tomaba de esa forma tan salvaje, aunque aquello sólo le confirmaba una vez más que se estaba volviendo un masoquista...

Habría sonreído, de no ser por sus gemidos y gritos, cuando Moonkyul dijo su nombre de ese modo. En vez de eso, ladeó un poco su cabeza, mostrándole su cuello. Ni él mismo creía lo que le estaba a punto de pedir...

-Muérdeme... por favor... -pidió entre gemidos. -Aguantaré... te lo prometo... -aseguró, estirando un poco su cuello para que lo viera mejor. -Muérdeme otra vez... por favor...

Quería que lo mordiera, quería que su sangre estuviera en su cuerpo, quería que aquella marca se intensificara en su cuello, que todos la vieran y supieran que pertenecía a Moonkyul y sólo a Moonkyul...

Una especie de quejido mezclado con un gemido salió de sus labios cuando Moonkyul lo mordió. Podía sentir su sangre abandonar su cuerpo para que el vampiro la tomara... y eso le gustaba, era una sensación inexplicable. Eso, unido a sus fuertes embestidas, hacían que Roxas se retorciera de placer, con sus ojos cerrados, dejando escapar contínuos gemidos y gritos. El placer que le proporcionaba Moonkyul era inexplicable... y estaba convencido de que jamás podría hacer estas cosas con nadie más, nadie superaría a Moonkyul...

Cuando escuchó esas dos palabras que veían de los labios del mayor, su tiempo se detuvo. Temió, por un momento, que su corazón se hubiera parado. Memorizó aquellas palabras, el tono de ellas, todo... Moonkyul le había advertido que no las repetiría, debía memorizarlas para poder reproducirlas en su cabeza siempre. Por primera vez, Roxas se sintió especial... era más que un juguete, era alguien para Moonkyul. Él... lo amaba. Nadie lo había amado jamás, en ninguno de los sentidos de la palabra amar...

Gritó cuando le mordió con más fuerza, soltando varios gemidos, incapaz de sonreír o de responderle. Pero quería hacerlo... quería hacerle saber que él sentía lo mismo... que lo amaba y necesitaba como el aire que respiraba... tal vez, incluso más. Que deseaba estar a su lado siempre, que se sentía el chico más afortunado del mundo entero en esos momentos... Pero le resultaba imposible decirle todo aquello, no sólo por sus constantes gemidos... sino por miedo de estropearlo todo.

-Yo... ah... yo también... te... mmm... ¡Te amo, Moonkyul! -logró gritar. Deseaba abrazarlo en estos momentos... pero sus brazos seguían atados.

Notaba su cuerpo más débil, era por la sangre que perdía... pero no le importaba en absoluto. Iba a mantenerse despierto hasta que Moonkyul terminara, después, podría desmayarse. Pero sentía que su cuerpo no aguantaría mucho, seguía gritando y su cuerpo se tensaba una y otra vez. Pero no quería... quería que fuera con Moonkyul...

-Moon... kyul... c-creo que... ah... v-voy a... -comenzó a decir como pudo, deseando que se lo impidiera.

Asintió como pudo cuando Moonkyul le respondió, y trató de aguantar un poco más pese a las fuertes y rápidas embestidas que recibía. Sus gritos de placer eran cada vez más frecuentes, y llegó un momento en el que no logró aguantarlo más. Arqueó su espalda y llamó al vampiro en un grito que pensó que podría haberle dejado sin voz, sintiendo como el miembro de Moonkyul se hiciera más grande en su interior, y soltando un suspiro cuando este terminó dentro de él. Se sentía tan bien...

Jadeó, ahora agotado, dejando caer sus manos sobre la cama cuando el mayor las soltó, pero tuvo suficiente fuerza para responder a su abrazo cuando le dijo que... lo amaba. Estaba convencido de que sólo lo diría una vez... pero que lo repitiera... le hizo sonreír. Negó con la cabeza cuando siguió escuchando.

-Yo... tampoco he sentido amor antes por nadie. -confesó. Tal vez sólo por sus padres... pero era distinto, no era el mismo tipo de amor... un amor que ya no sentía por ellos. -Lo entiendo... y que me lo digas... es más de lo que puedo pedir. -añadió, sin poder resistirse a dar un inocente beso en los labios del vampiro, sin importarle que los suyos quedaran manchados de sangre. -Siempre seré tuyo, Moonkyul... Sólo tuyo. -prometió.

Se acomodó mejor en el pecho del mayor, mirándolo sorprendido al escuchar sus palabras. ¿Enamorarse de otro humano? Siempre pensó que sería así, después de todo, nunca había creído en vampiros ni nada parecido, sus padres se encargaron de hacerle ver la realidad desde muy pequeño... fue lo único que se molestaron en hacer, destrozar sus ilusiones infantiles. Pero, ahora, se veía incapaz de sentir algo así por alguien que no fuera Moonkyul. Abrió la boca para replicar, pero calló al escuchar que seguía. Le dejaría ir... en ese caso.

-Creo que te cansarás tú antes de mí. -aseguró, acariciando su pecho levemente. -Siempre termino siendo una molestia... -añadió, más para sí que para el mayor.

Después de todo, así era, o esa era la sensación que le hicieron sentir sus padres durante los primeros 15 años de su vida. Y, con Moonkyul, temía y sabía que sería igual. Él era humano, y débil... Moonkyul no podría cargar siempre con él, tenía unas necesidades que él podría no entender.

-Pero... aunque me dejes, nunca te olvidaré. -prometió, con una débil sonrisa. -Porque... eres la primera persona que me dice que me ama... y porque... me haces pensar que... soy alguien...

Se dio cuenta de que tal vez al vampiro no le agradara escuchar todas aquellas tonterías, y sacudió rápidamente la cabeza, escondiéndose en su pecho, algo sonrojado.

-L-Lo siento... estoy diciendo cosas estúpidas... -se disculpó.

Volvió a mirar al vampiro cuando lo escuchó, sin poder evitar sonreír después, aún con sus mejillas sonrojadas. Aunque luego resultara ser mentira, en esos momentos Roxas se sentía como en una nube, en un sueño del que no quería despertar. No iba a aburrirse de él... No pudo resistirse y se levantó un poco para llegar hasta sus labios y besarlos con dulzura, perdiéndose en los ojos de Moonkyul que, al igual que todo su ser, parecían hiptonizarle, pues era la única explicación que encontraba a esa enorme necesidad por estar a su lado. Jamás pensó que podría enamorarse de alguien así, ni siquiera cuando de pequeño creía en el amor. Pero el amor existía, y era lo que hacía que su corazón latiera con fuerza cuando estaba cerca de Moonkyul...

-No... sabes... lo feliz que me haces al decirme eso... -murmuró después, volviendo a apoyarse en el pecho del mayor, cerrando los ojos. -¿Sabes...? Me... ha gustado. Podemos repetirlo más veces... -añadió, refiriéndose a lo que habían hecho minutos antes.

Sus mejillas enrojecieron un poco más por confesar algo así, pero no retiró sus palabras. Tampoco esperaba jamás que le gustaran ese tipo de cosas...

Lo que respondió Moonkyul después hizo que Roxas desviara un poco la mirada con algo de timidez, pero cuando mencionó aquella otra forma de tener sexo, no pudo evitar imaginarla, y sintió un escalofrío. No le parecía desagradable... incluso llegó a resultarle... excitante. Su rostro casi parecía un tomate, y es que Roxas siempre pensó que el sexo sólo se practicaba en la cama...

Sonrió levemente cuando sintió que el vampiro le abrazaba con más fuerza, y volvió a mirarle, dudando un poco de lo que diría después...

-Podemos... probar eso también... si quieres. Tal vez... me guste también... -respondió, sin poder creer que estuviera aceptando. -Tengo... unos días que pienso pasar contigo, todo el tiempo que quieras...

Tenía clase, pero no le importaba. Antes sí, porque quería que sus padres se sintieran orgullosos de él... pero ahora, le daba igual. Quería pasar más tiempo con Moonkyul, hacer más cosas juntos... Aunque no imaginaba al vampiro llevándolo al cine, o a cenar... o a dar un paseo romántico, y no se atrevía a pedírselo...

Quiso replicar cuando Moonkyul insistió en que fuera a la escuela. A él no le importaba perder clases, o no aprender. Hasta ahora, siempre se había preocupado de asistir a menos que estuviera seriamente enfermo, así que... ¿qué tenía de malo que faltara un par de días? Pero... a Moonkyul le preocupaba su futuro... y eso le hizo sonreír, aunque esa sonrisa desapareció cuando le dijo que no debía decirle a nadie que estaban saliendo. No le importaba mucho, en realidad, no quería contar nada a sus amigos, pensarían que estaba loco por salir con un adulto... porque, en el caso de haber dicho algo, no diría que es un vampiro. Lo que le preocupaba de verdad, eran los enemigos de Moonkyul. No quería que le hicieran daño, y se sentía impotente por no poder protegerlo...

-No diré nada... -prometió, aún mirándolo con preocupación.

Se sorprendió cuando cambió de posición, pero así lo tenía más cerca, así que sólo sonrió, poniéndose algo serio después por su pregunta. No le gustaba hablar de su pasado, siempre se ponía mal... pero sabía que a Moonkyul no le gustaban las mentiras, ni que le ocultaran cosas... además, le contaría cosas sobre él, y aún tenía esa necesidad de conocerlo mejor. Así que, decidió hablar.

-Porque... siempre fui una molestia. -comenzó, abrazándolo un poco más fuerte. -Mis padres siempre lo decían. Ellos eran personas muy ocupadas como para encargarse de mí, y yo no hacía más que pedirles atención y cuidado... les hartaba, y me lo decían. No les cumplo, tenían razón... -tomó un poco de aire para continuar. -Así que, con el tiempo, intenté molestarlos menos, pero aún así, siempre les escuchaba comentar lo molesto que era... el error que habían cometido al tenerme... Intenté por todos los medios que se sintieran orgullosos de mí. Estudié mucho, y traté de ser el mejor de mi clase. Pero ellos siempre me decían que no era suficiente, que tenía que dar más de mí... Nunca me felicitaron, pero siempre me regañaban cuando me equivocaba, decían que era... una decepción. -lo abrazó un poco más fuerte, tratando de mantenerse sereno. -Hace un año... me echaron de casa... cuando les dije que me gustaban los hombres. Nunca los vi tan enfadados... ni tan decepcionados...

Su voz se quebró en la última palabra, y tuvo que soltar a Moonkyul para cerrar los ojos y pasar sus manos por ellos varias veces, respirando despacio, tratando por todos los medios de no echar a llorar. Sabía que Moonkyul odiaba eso.

Cuando abrió los ojos, sonrió.

-No es una historia muy interesante... Ya sabes, tonterías de humanos... -concluyó, y volvió a abrazarlo.

No esperaba ese abrazo, en absoluto. Esperaba que se alejara, sabía que a Moonkyul ese tipo de cosas le parecían patéticas. Y lo era, se sentía patético. Pero su corazón pareció detenerse en el instante en que volvió a escuchar esas dos palabras, esas dos palabras que sólo había escuchado de los labios de Moonkyul... y que sólo necesitaba escuchar de él. Sonrió levemente, y dejó que destapara sus ojos, devolviéndole el abrazo.

Aguantó todas sus ganas de llorar, sólo porque Moonkyul se lo pedía. No le resultó dificil... no después de escuchar las palabras del vampiro. ¿Cómo podía llegar a ser tan dulce, siendo tan frío en ocasiones? Nunca lo comprendería, pero era una de las cosas que más le atraían de él. Negó débilmente con la cabeza, no le gustaba ser una molestia... por mucho que se lo pidiera.

-Me importas. Me importas mucho... -respondió, aún débilmente, pero con dulzura. -Jamás pensé... que me sentiría tan afortunado de que me encontraras aquella noche... -admitió, recordando su encuentro en el lago. Esos recuerdos... ya no dolían. -¿Puedo... darte amor yo también? -preguntó, con cierta timidez. -Estoy seguro... de que tu vida ha sido más difícil que la mía...

Después de todo, aunque lo ignoraban, Roxas siempre lo tuvo todo, menos amor. Tenía una casa y criados que cuidaban de él. Al menos, hasta que Roxas se dedicó a hacerlo todo él solo, queriendo dar descanso a esos pobres trabajadores. De Moonkyul... no sabía nada, salvo que era un vampiro. Pero tuvo que ser humano en algún momento, ¿no? Y... siendo como es... Roxas sabía que tuvo una vida difícil y que, al igual que él, necesitaba amor. Pero amor de verdad, no sólo el calor de otro cuerpo...

Por eso, lo besó. Un beso tierno, dulce, lento. Quería mostrarle todo el amor que sentía en ese momento por él. Aunque nunca hubiera recibido amor de otros, Roxas siempre se interesó por el amor. Quería sentirlo, y ofrecérselo a alguien especial. Moonkyul, aunque no lo pareciera al principio, era ese alguien. Quería amarlo, y hacerle feliz. Ser lo suficientemente bueno para él...

Se separó, pero dio un par de pequeños besos en sus labios, dedicándole después una tímida sonrisa.

-Dime, Moonkyul... -comenzó, abrazándose más a él, pegándose a su cuerpo. -Cuéntame algo de tí... como fue tu vida... Quiero saberlo, necesito entenderte...

Escuchó a Moonkyul todo el tiempo, mirándolo con atención, sin poder evitar sentirse algo mal por él. Tuvo la sensación de que se le encogía el pecho cuando mencionó que se enamoró una vez, pero después sintió una tristeza inmensa cuando le confesó que aquella persona le había traicionado... y su cuerpo se tensó un poco cuando mencionó que lo mató. Siguió escuchando, sin poder evitar sonreír levemente cuando lo nombró. ¿Cómo podía ser tan dulce con alguien como él? Lo abrazó, y durante unos momentos no dijo absolutamente nada.

-Así está bien. -dijo finalmente. -Debe ser duro recordar algo así...

No sólo se trataba de eso, tampoco quería que le hablara sobre otras personas con las que había estado, algo le decía que no iba a gustarle escucharlo. Aunque sabía que ahora lo quería a él... sabía que ese sentimiento de inferioridad que siempre lo acompañaba no iba a dejar su conciencia tranquila, temía que, al comparar, se diera cuenta de que era muy poca cosa en comparación con el resto. Pero no expresó aquello en voz alta, conocía ya lo suficiente a Moonkyul como para saber que no iba a gustarle escuchar eso.

-Yo nunca te traicionaré... te daré todo el amor que necesites... -prometió. -Prefiero morir antes que hacerte daño. -añadió, en un tímido murmullo. -Permaneceré a tu lado... siempre...

Sabía que su 'siempre' no sería tan longevo como el del vampiro, y eso le dolía. No sólo eso, saber que envejecería, se haría aún más débil... tal vez, Moonkyul no quisiera soportarlo, se convertiría en una carga demasiado pesada. Lo abrazó un poco más fuerte, cerrando los ojos.

¿Cuándo? ¿En qué momento Moonkyul se había convertido en alguien tan importante? ¿En qué momento le había robado el corazón?