Recepción sangrienta (?) -Priv. Knives-

Master Mensajes : 26 Fecha de inscripción : 17/02/2011

Suspiró brevemente mientras veía a aquellos cuatro mastodontes a su alrededor. ¿Realmente creían que los necesitaba? Aunque claro, era lo que pasaba cuando ostentabas un cargo de poder en aquel mundo y más aún cuando fingias ser uno de esos patéticos humanos que apenas podian con una guadaña o un hacha en condiciones.

Volvió a suspirar, aburrido pero era lo que había, tenía que comunicarle la triste noticia a... a... sacó un pequeño papel de su bolsillo y volvió a revisar el papel, dejando la boca en forma de "o" al ver el nombre del chico a quien debia comunicarle la muerte de su padre.

Chasqueó la lengua molesto. Aquello si que era un pequeño contratiempo. No estaba acostumbrado a consolar a niños. Murmuró un par de impreperios interiormente y puso su mejor máscara de seriedad. Cosa que no era habitual ver en él y que ya delataba que algo iba mal.

Deslizó sus manos hasta sus bolsillos y miró hacia los aviones, suponiendo que en uno de ellos estaría el chico. Negó suavemente con la cabeza. Todo aquel sentimentalismo barato le aburria en sobremanera, él no estaba hecho para eso. Seguramente tendría que jugar un rato luego con sus marionetas para desestresarse de todo aquello.

Cazavampiros Mortal Mensajes : 8 Fecha de inscripción : 17/02/2011

Abrió los ojos cuando escuchó a las azafatas agradecerle a todos los viajeros el vuelo, esperando a que se bajasen todos para poder moverse con más libertad. Había sido un viaje largo y bastante cansado, pero en cuanto se lo ofrecieron sabía que no podía negarse. Lo único que quería en aquellos momentos era llegar a casa y descansar.

Una vez estuvo prácticamente solo cogió la mochila que había sobre él, la cual era junto con su espada su único equipaje, y se la echó al hombro. En momentos como aquél agradecía tener algunos contactos, no le hacía demasiada gracia el papeleo que tenía que realizar para declarar su arma. Tras enseñarle un papel al guardia y saltarse el control policial, acabó saliendo a la parte donde se recibían a los pasajeros, contemplando la vida que había en ella.

Habría seguido su camino sin más si no hubiera visto a los cuatro gorilas rodeando a alguien. Forzó un poco la vista para ver quien era y alzó una ceja al ver de quién se trataba. ¿Qué hacía él allí? Rara vez lo había visto fuera de su despacho o de su casa. Sin mediar palabra, ni siquiera un gesto con la mano, empezó a dirigirse hacia ellos.

Realmente a veces se tenía que recordar a sí mismo por qué trabajaba para él. Desde un principio por su naturaleza desconfiada ese tipo le daba mala espina, pero le gustaba asegurarse sus objetivos para no matar a un humano por error, por lo que aceptó el trabajo con intención de investigarle.

— Vaya... diría que es un honor tenerte por aquí... — murmuró, observando su rostro. Algo iba mal, lo podía intuir en la seriedad que el otro presentaba — ..... ¿Pasó algo?

Master Mensajes : 26 Fecha de inscripción : 17/02/2011

Suspiró cuando la megafonia de aquel lugar indicó que el vuelo en el que se suponia llegaba Knives estaba a punto de hacer acto de presencia, chasqueó la lengua, cogiendo con firmeza los restos que habian encontrado del padre del chico después de aquella trajedia (obviamente todos eran objetos materiales, nada de sangre o cosas por el estilo).

Tensó su cuerpo cuando vió como el otro se acercaba, gruñendo ligeramente, realmente, REALMENTE, odiaba aquel tipo de cosas, no era alguien sentimental, no entendia aquella parte de la naturaleza humana y tampoco se moría de ganas por experimentar la pena, la desdicha o ese tipo de cosas.

Algo gruño en su interior y le advirió que estuviera atento a los que había a su alrededor, recordandole su posición en aquel mundo y un alarde de gran actor, puso la expresión más seria y compasiva que alguien de su calaña era capaz de lograr. Avanzó un par de pasos, deslizandose entre dos de sus cuatro gorilas, indicandoles con la mano que se quedaran dobde estaban ya que realmente molestarian de otra forma.

—Desgraciadamente hoy no es precisamente un día de celebraciones, Knives —susurró, serio, estirando ambos brazos, entregandole aquellos objetos—. Lamento ser yo quien te de la noticia... —cerró los ojos, buscando las palabras adecuadas para aquel tipo de casos para luego volver a mirarle, procediendo a contarle la valerosa actuación de su padre en un centro comercial del cual los vampiros se habian adueñado para hacer rehenes, su victoria, así como su muerte después de que uno de ellos resultara no estar tan quemado como deberia.

Cazavampiros Mortal Mensajes : 8 Fecha de inscripción : 17/02/2011

La cosa se ponía cada vez peor por momentos. El otro estaba DEMASIADO serio... más de lo habitual, que ya era decir, así que había tenido que pasar algo realmente grave. En el recorrido de su mirada por el otro pudo percibir que portaba una bolsa, pero lo que le llamó la atención no fue eso, sino que reconocía alguno de los objetos. ¿Q-qué estaba pasando allí? Tragó un poco de saliva cuando el otro empezó a hablar, y su rostro empalideció al ver los objetos que contenía aquella bolsa con más claridad. No... no podía ser aquello... Con manos un poco temblorosas cogió la bolsa de los objetos, mirándolos detenidamente mientras notaba su mirada y parte de su cuerpo estremecerse mientras escuchaba un poco ausente la historia que el peliblanco le contaba. Aquello tenía que ser una broma.. no podía ser... ¡Su padre se había enfrentado a cosas peores que aquellas! ¡¡No podía ser que estuviera muerto!!

Miró de reojo al otro, intentando contener sus emociones. A pesar de la situación no debía dejarse llevar, era una de las cosas que le habían enseñado. Intentó hablar, pero notaba que a pesar de sus intentos la voz le fallaba, por lo que carraspeó un poco antes de volver a intentarlo.

— Tendré que ir a visitar a mi madre... — murmuró a baja voz, apretando con algo de fuerza la bolsa que el otro le había entregado. Alzó mejor la vista para mirarle y luego la bajó un poco, en señal de agradecimiento. — Te agradezco que me lo hayas dicho.

La notícia le había cogido con la guardia algo baja y por ello le había afectado más, por lo que los intentos por ocultar su rabia y su tristeza quedaban un poco fallidos, pero no quería mostrarse débil, y menos delante del ministro. En aquellos momentos era cuando más fuerte debía ser, y se intentaba autoconvencer de que su padre había muerto luchando, como siempre había querido, sabiendo que no se habría rendido ni por unos segundos.

— Será mejor que me vaya...

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