Casi las doce de la noche, perfecta hora para ir al lugar donde todas las personas madrugadoras y preocupadas por su propio bienestar y el de su familia así como el de su vivienda se despedían de las calles para poder ir a sus casas y descansar. Caso contrario al suyo, pues siempre aprovechaba esa ventaja para ir a comprar cosas sin que nadie se lo impidiese. Se vistió como solía: chaqueta negra sobre su camisa blanca, corbata y pantalones del mismo color que la chaqueta. Además de eso llevó, como no, sus gafas y los cascos fabricados por él mismo además de sus zapatos marrones y la cartuchera para la pistola. No llevó bolsa ni complemento alguno más que esos y, como no podía faltar, su cartera y su móvil.
No tardó demasiado en bajar a la calle, pues justo delante de su casa habían unas enormes escaleras que conducían hacia ella, con un entorno de lo más Londinense, su tierra natal. No llevó abrigo pues no lo vió necesario, sin embargo, tuvo que llevar un pequeño pañuelo por sobre la pistola para ocultarla: mas valía prevenir que curar. Antes de comenzar a andar hacia su destino saludó a un par de personas que pasaban por allí, el jardinero acompañado del sirviente de una de las casas que había cerca de la suya.
Acompasó sus pasos con la música que salía de entre sus cascos, los cuales vibraban al pasar la música a éstos, así como su cuerpo, el cual se movía a la velocidad impartida por el volumen y el ritmo. No elevó demasiado el tono para confundirse, a propósito, con los sonidos de la calle. Las voces de las personas, los pitidos de los coches, incluso el pitido de los semáforos para los ciegos que no pudiesen ver el "hombrecillo verde" como habitualmente se le decía. Había gente a pesar de todo, más que nada adolescentes que iban de aqui para allá con sus parejas, adultos que salían de los trabajos de la tarde e iban a tomar unas copas, incluso niños que regresaban de jugar. No atendió a ninguno de éstos pues su mente estaba fija en otra cosa. Fue directo a un 24 horas abierto no demasiado lejos de su casa, ¿que compraría?, fácil: té. Se le había acabado desde esa mañana, justo le dio para una simple taza.
Para no tardar demasiado fue por un callejón, por donde solía para no perder su tan preciado tiempo. ¿Cual fue su sorpresa al coger por aquel sitio tan alejado y oscuro?, un chico, un chico recogido en si mismo. Le sorprendió el que estuviese ahí, es mas, se acercó para ver si le había pasado algo.- Sorry...¿se encuentras bien?