Estableciendo las normas.[Spada]

Tema: Re: Estableciendo las normas.[Spada] Vie Feb 25, 2011 4:18 pm

Luna no pudo evitar tensarse durante los primeros instantes de ese beso, atacada por un ramalazo de su miedo más profundo. Sin embargo, despertada ahora su verdadera esencia, y resucitada su esperanza, aunque fuera de forma momentanea, logró trascender a sus arraigados temores... Tardó un par de segundos, pero lo consiguió, relajando su cuerpo finalmente, y dejándose llevar.

Entreabrió los labios ante las caricias recibidas sobre su contorno, concediéndole ese permiso para que se adentrara, y saborease la miel que escondía entre estos. Sus ojos estaban cerrados, su cuerpo ahora ligero y descansado, y en esa especie de paz, se sintió alzar con suma facilidad, quedando acomodada sobre la encimera... Por fin estaba a su altura, y de ese modo, sus delgaduchos brazos pudieron apoyarse uno en cada hombro de Edouard, mientras se arqueaba de forma felina ante las caricias sobre la tela.

De nuevo hubo una ligera tensión, otro coletazo de su miedo, cuando ambas cinturas se rozaron... Pero las manos de él, aposentadas finalmente en su trenzado cabello rojizo, lograron que no cediera al temor. Y sus palabras, esas que dijo a continuación, al separar sus labios, hicieron que se olvidase por completo de ese miedo, mirándole con sus ahora brillantes ojos color chocolate...

Sí, le tenía, ahora... Pero sabía que no sería eternamente. Ella le esperaba a él, le había esperado sin saberlo, sin haberle identificado al conocerle horas atrás. Había sabido que era él hacía tan sólo unos segundos, cuando había podido identificarle como el Sol... Cuando había recordado que ella era la Luna. Pero ese eclipse terminaría, lo sabía, sabía que se rompería y volverían a la realidad original... Y no quería que sucediera, pero tampoco podía evitarlo:

-Entonces aprovecharé antes de que desaparezcas... -Susurró, refiriéndose a una desaparición que no era física, sino interna... Y quería aprovechar antes de que tuviera lugar- ...porque sé que lo haras, sé que el sol siempre termina por ponerse...

Dicho esto sus manos reptaron de los hombros hasta cada lado de su marmoreo rostro, mientras ella se alzaba unos centímetros hacia él, rompiendo de nuevo cualquier distancia... Y volviendo a besarle.

Heliogábalus Mensajes : 62 Fecha de inscripción : 23/02/2011

Edouard aguardó, una parte movida por la necesidad de volver a besarla y otra, más pequeña, empujada por el miedo a que esa invitación fuera totalmente rechazada, a ver como lo que acababa de abrir se cerraba de golpe ante la negativa por parte de Luna... pero no sucedió así. Escuchó sus palabras como si hubieran sido un sueño, sin creerse aún lo que estaba sucediendo. Era de locos, de rematadamente locos, que en cuestión de horas hubiese derribado sus propias barreras y hubiese decidido mostrarse tal y como era...

Sin embargo, no podía evitar sentir cierto temor y tristeza ante las palabras de la joven. El Sol siempre volvía a ponerse, y temía que el monstruo se impusiera de nuevo tras esa noche. No le apetecía, no ahora que había encontrado a alguien que le comprendía y entendía, no ahora que había dejado de sentirse estúpidamente solo:

-Yo... -No terminó la frase, puesto que Luna hizo aquello que él había pedido inconscientemente, acortando las distancias y besándola de nuevo. Esta vez no pidió permiso, y su lengua se adentró en la boca de la pelirroja como si de una sinuosa, venenosa y placentera serpiente se tratara, reptando por cada centímetro de suave lengua que encontraba, escondiéndola y volviéndola a encontrar en una danza de placentera locura, tanta como la de la situación. Su cuerpo se movió, favoreciendo un roce y un placer de forma inconsciente, y una de sus manos dudó cuando acarició la nuca y la base de su espalda, pensando si descender más allá, si llevar hasta el final lo que estaba sucediendo...

Y, al final, se impuso su razón de ser. No supo cuanto tiempo pasó, si minutos u horas, pero se separó, con los labios rojizos y brillantes, tanto o más que su mirada:

-Lo que no sabéis... Es que este Sol tiene voluntad propia. -Su decisión sería ponerse o no, hacer desaparecer esa humanidad o dejarla como estaba, y así se lo hizo saber. Sus ojos pasaron de los chocolate de ella a la ventana, observando la Luna en su posición más alzada, descendiendo lentamente en busca de su muerte...

Y, maravillado por la situación en la que se encontraba, permaneció así, estrechándola ahora entre sus brazos como su posesión más preciada y necesitada...

Dejando que Luna y Sol tuvieran su ansiado momento de unión.

Tema: Re: Estableciendo las normas.[Spada] Vie Feb 25, 2011 6:11 pm

Pese a sentir curiosidad acerca de lo que él había querido decir, Luna siguió con aquel beso. Se entregó del todo a él, dejándose llevar por aquella danza de labios acariciándose y lenguas entrelazándose, intentando seguir el ritmo que él había impuesto, aunque se le antojaba sumamente complicado. Parecía como si con un solo beso, Edouard tuviera la capacidad de transportar a alguien a la locura, pues así se sentía ella, sumida en un extraño delirio que la burbuja que les envolvía ayudaba a crecer.

De nuevo se arqueó como una gatita, casi ronroneando, al sentir una mano acariciando su espalda, desde la nuca hasta el final, sin llegar a descender más allá... Aquello que había comenzado a agitarse en su interior, la sacudió con fuerza cuando eso sucedió, cuando no existió intento alguno de transformar ese beso en una situación de tono mayor. Era como si solo eso bastara, como si con algo tan simple y a la vez, tan anhelado en ocasiones y tan difícil de obtener algunas veces, todo estuviera perfecto...

Luna llevaba años sin tener la sensación de que todo podía estar bien... Y ahora volvía a experimentarla, entre los brazos del que era su nuevo amo, su dueño y señor y que, sin embargo, se alzaba en aquellos momentos como un ángel salvador más que como el poseedor de sus cadenas... Hasta que él se separó, diciéndole aquellas palabras: Sí, tendría voluntad propia pero... ¿Decidiría dejar las cosas así, o hacer que volvieran al orden que debían tener por naturaleza? Su mirada se ensombreció unos instantes, sintiéndose incapaz de preguntárselo... Pero finalmente volvió a decidir que era mejor aprovechar el momento, que plantearse dudas sobre lo que vendría tras este...

Y así, sin responder, Luna apoyó finalmente la cabeza en el pecho de Edouard, soltando su rostro y rodeándole el abdomen con sus pequeños brazos. Le estrechó, y se dejó estrechar... Y así permanecería, hasta que el paso del tiempo quisiera acabar con ese eclipse.

Heliogábalus Mensajes : 62 Fecha de inscripción : 23/02/2011

No le importaba que el mundo se terminara en ese mismo instante, y si no le importaba era porque, por un momento, un mísero momento, se había sentido feliz. Había tomado la decisión correcta en no continuar más allá pese a que los ronroneos de Luna se le antojaran incitantes, y la justa recompensa de ello era la calidez que la joven le ofrecía con ese abrazo. Se sintió comprendido y respetado en cuestión de instantes, no queriendo, al igual que, ella separarse...

Pero la Luna no tardaría demasiado en aparecer, dando lugar a su único y mortal peligro: La luz solar. Edouard suspiró, enterrando la nariz en la nuca de Luna y aspirando su aroma en un intento de no olvidarlo, ni eso ni lo que había sucedido. Sus labios no volvieron a moverse, sin necesidad de palabras para expresar lo que sentía. Y por ello mismo actuó sin dar señal alguna.

Separó lentamente el rostro, clavando su roja mirada una vez más en la chocolate. El vampiro se permitió sonreír una sola vez, transmitiendo todo aquello que le recorría por dentro para, al final, separarse del todo... o eso pareció, porque sus brazos de nuevo se movieron más rápido. Estiró uno en perpendicular, mientras que, con el otro, la empujó desde la parte baja de la espalda... Dejándola caer justo encima de su brazo como si fuese una especie de columpio.

Sentía la piel de los muslos de Luna en su propio brazo y, gracias a su fuerza, era capaz de mantenerla en esa postura sin dificultad alguna. De nuevo no dijo nada, caminando para salir de la cocina, tomando un rumbo totalmente distinto al de las habitaciones. En lugar de subir por las escaleras continuó recto, entrando al salón, una enorme estancia en la que descansaba una larga mesa de antigua madera, un sofá largo y de aspecto elegante y otro par de sillones. En el fondo una chimenea apagada daba señales de vida por las brasas que reposaban en la base de la misma. No había más decoración ni nada que aportara color, todo gris o negro, sin variedad alguna...

Como su alma. El vampiro rodeó el sofá, sentándose primero y tumbándose después boca arriba... Dejando a Luna justo encima suyo. Uno de sus brazos rodeó la pequeña figura sin dificultades, acariciando ahora su espalda de arriba a abajo, dejando que ella pudiera, finalmente, descansar, ceder al sueño y disfrutar de una comodidad que no había podido obtener antes... Él esperaría, esperaría a ver esos ojos durmientes, a escuchar la suave respiración de la calma...

Y, entonces, terminaría de despertarse del mágico sueño de esta noche.

TEMA CERRADO