Momento de descanso

Aquel día, Roxas tenía un poco de tiempo libre: no le habían llamado para ningún trabajo y no había tenido clases. Así que decidió ir a un sitio tranquilo, en el que poder relajarse sin ningún ruido y con la seguridad de que nadie lo molestaría. Y se le ocurría un muy buen sitio dónde hacerlo. El lago.

Lo conocía desde hacía ya un par de meses, después de perderse en el bosque buscando tranquilidad. Estuvo horas y horas dando vueltas hasta que dio con él, y después le costó, pero logró memorizar el recorrido. Era hermoso, sobretodo por la noche, y más aún cuando había luna. Después de un par de vueltas por el bosque, lo encontró. Ya era de noche, así que era perfecto.

Caminó hasta quedar justo a la orilla y se sentó, observando el reflejo del cielo en el agua cristalina, completamente hipnotizado por la belleza de la naturaleza que lo rodeaba. Le encantaba, era su lugar favorito desde que lo encontró por casualidad.

-Es siempre tan hermoso... -comentó para sí, mientras se dejaba caer sobre la hierba, observando el cielo, ahora cubierto de estrellas. Le encantaba...

Cerró los ojos poco después, relajándose. Últimamente había estado muy ocupado, así que agradecía ese momento de descanso. Permaneció así unos minutos, hasta que se sobresaltó al escuchar un ruido cerca de dónde estaba.

-¿Hay... alguien ahí? -preguntó, tratando de no sonar asustado.

Esperó una respuesta, sin moverse de dónde estaba, cuando vio aparecer a ese hombre desconocido. La verdad, es que daba algo de miedo, y sintió un extraño escalofrío recorrer su espalda nada más verlo, pero... era una persona, ¿no? No se trataba de ningún animal peligroso, o un monstruo. Sacudió la cabeza tras ese pensamiento. Por supuesto que no era un monstruo, los monstruos no existían...

Lo vio acercarse, con aquella mirada desafiante, caminando con decisión hacía él. No comprendía por qué esa mirada, ¿acaso había hecho algo malo? Miró a su alrededor, pensando que a lo mejor había dejado caer un papel, puede que fuera un amante de la naturaleza y le hubiera molestado que hiciera eso. Pero no. No había traído nada con él, así que no podía tratarse de eso.

Todas sus dudas fueron resueltas cuando el desconocido le hizo mirarlo, levantando su mentón. Lo miró con atención, todavía sin comprender nada, hasta que vio sus colmillos y ese destello carmín en sus ojos. ¿Un... vampiro? Eso... no era posible... ¿verdad? Palideció un poco al escucharle, y casi como un acto reflejo se llevó las manos al cuello, tapándolo.

-¿C-Comer...? -repitió, retrocediendo un poco. Tomó aire, tratando de tranquilizarse. Puede que fuera una broma, de mal gusto, pero una broma. -No... no tengo nada que ofrecerle para comer. Lo siento. -se disculpó, con cierta prudencia.

Dio un pequeño respingo al escuchar la risita de ese hombre desconocido, y quiso pensar que sólo estaba gastándole una broma, pero no esperó que insistiera... y lo que dijo después le hizo pensar que de verdad podría tratarse de un vampiro. Pero eso no podía ser, ¿no? Volvió a convencerse de que aquello tenía que ser una broma, una broma que empezó a incomodarlo en el momento en el que lamió sus labios. Quiso separarse después de eso, pero el mordisco de después le pilló desprevenido, y tuvo que reprimir un quejido.

Se llevó una de sus manos a los labios, observádndola después y comprobando que le estaba saliendo sangre. ¿Cómo podía tener unos colmillos tan afilados? Tembló al pensar que la situación cada vez parecía menos una broma. Nadie hace daño a otra persona sólo por una broma... Pero, entonces, ¿por qué hacía eso? Estaba convencido de que no lo conocía de nada...

Estaba demasiado metido en sus pensamientos como para poder reaccionar a lo que el desconocido hizo a continuación. Ese beso dejó a Roxas paralizado, demasiado sorprendido como para apartarlo... hasta que escuchó esas palabras después, y todo su cuerpo se tensó. Llevó una de sus manos a la que comenzaba a colarse bajo su ropa, apartándola de ahí como pudo.

-¿Qué... qué demonios te crees que estás haciendo? -preguntó, incapaz de ser educado en ese momento.

Se revolvió casi con desesperación, volviendo a retroceder como pudo, mirando al supuesto vampiro con el miedo escrito en los ojos. ¿Cómo podía aparecer de la nada y tratar de hacerle ese tipo de cosas? Un ligero rubor apareció sus mejillas, sólo de pensarlo. No iba a permitir que su primera vez fuera con un completo desconocido, que parecía que pudiera matarlo en cualquier momento. Recordó con esto la sangre que caía por sus labios y los relamió, con una mueca de desagrado. ¿Es que no iban a dejar de sangrar?

-¿Por quién me has tomado? No entiendo por qué haces algo así... Yo... no te conozco de nada, no he hecho nada... -se defendió, tratando de parecer desafiante, pero estaba demasiado sorprendido y asustado como para ello.

Los gritos del desconocido hicieron callar a Roxas, que agachó la cabeza, a modo de disculpa. Se sentía mal cuando lo gritaban, una costumbre que había cogido desde su infancia, e incluso estuvo a punto de disculparse, cuando pensó en la situación, ¿por qué iba a hacerlo? Era ese extraño hombre el que hacía lo que no debía, y el que debería disculparse por su comportamiento.

Volvió a abrir la boca para decírselo, pero el supuesto vampiro lo cogió de las manos y le hizo caer sobre el suelo. Trató de soltarse, pero agarraba sus manos con fuerza, y le dolía. Negó levemente con la cabeza cuando empezó a romper su ropa. No quería hacer eso, y menos con un completo desconocido. Parecía muy violento. No. Era muy violento, tenía miedo, los temblores de su cuerpo lo delataban.

No esperó lo que sucedió después. Ese hombre se acercó a su cuello, y Roxas sólo cerró los ojos, esperando besos... o algo parecido. Pero en vez de eso, sintió un fuerte dolor que le hizo gritar, y arquear su espalda. Dolía, le había mordido, y estaba... ¿bebiendo su sangre? Se revolvió, incapaz de soltarse. El agarre en sus manos era firme, y también en sus caderas. No podía moverse, y eso empezó a angustiarlo. ¿Y si lo mataba?

Para su suerte, o su desgracia, se apartó de su cuello antes de que empezara a marearse. Pero las palabras que pronunció después le hicieron comprender que aquello era más una desgracia que una suerte. Y no tardó en comprobarlo cuando mordió uno de sus pezones, provocándole un inmeso dolor que le hizo gritar aún más suerte. Siguió tratando de soltarse, negando muchas veces con la cabeza, mirándole suplicante, mientras un par de lágrimas caían de sus ojos.

-D-Duele... -se quejó, aunque sabía que eso no le importaba en absoluto al desconocido. -P-Por favor... no sigas... -suplicó. -N-no quiero... hacer esto... Yo no te he hecho nada...

Yo no era cruel ...solo que odiaba a los humanos , no me agradaban por que ellos mismos desconocian el mundo como devian , cuando el chico me suplico dude si en detenerme pero nuevamente la ceguera de la sangre me invadio , mi hambre sexual se abrio paso en mi mente . Ahora sus gritos me encantaban y mis ojos se volvieron totalmente brillosos , carentes de imagen y de vida ..

Sonrei sacarronamente -Grita mas , pideme que pare , llora ,implorame , implorame que me detenga , inplorale a este angel malvado-Susurraba mientras besaba su pecho descubierto del pequeño , embesaba a besarlo y algunas otras besos lo mordia dejandole sus marcas malditas en aquel cuerpo puro , poco a poco bajo hasta la bragueta abriendola con sus dientes , mostrando que era completamente diestro en lo que realmente hacia , ahora a el no le importaba si le hacia daño a alguien , lo que le interesaba era alimentarse de su hambre sexual .

Mi interes solo era ese , una ves bajada la bragueta con la mano izquierda saco el pene del chico , al verlo sonrio sadico , Mis uñas crecian cuando mi locura aumentaba asi que cuando empese a masturbarlo tambien los rasguñaba , de su pene se podian ver pequeños arañasos en todo el tronco y en los testiculos -Mi nombre es Moonkyul ...Recuerdalo-Susurre mientras besaba sus labios

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Off:Espero
y te guste mi forma de rolear xB bueno , escrivo esto para ver si
puedes editar el tema a [+18] ..Ya que lo mas seguro es que Moo-chan no
se detenga Xd

Supo que sus súplicas no servirían de nada, y más aún cuando escuchó lo que le pidió ese hombre después. Iba a continuar con eso, quisiera Roxas o no, y él, por mucho que lo intentara, no lograba soltarse del firme agarre que mantenía el vampiro. Todo lo que pudo hacer fue seguir mirándole, con sus ojos vidriosos, temblando, soltando pequeños quejidos y algún grito por cada vez que podía su pecho. Aunque, a veces, los besos que le daba... le calmaban, por un instante fugaz, un instante en el que Roxas creía que empezaba a volverse loco.

Volvió a negar muchas veces con su cabeza cuando siguió bajando, sabiendo, o al menos intuyendo, qué vendría después. No estaba preparado para algo así, no quería...

-N-no... n-no... n-no... -repetía en débiles murmullos, temiendo enfadarlo. Pero eran demasiado inaudibles para salvarlo de esta, y estaba convencido de que, aunque pudieran ser escuchados, el desconocido los ignoraría por completo.

Un grito escapó de nuevo de sus labios cuando empezó a masturbarlo. ¿Por qué dolía? No se atrevió a mirar, cerró los ojos, avergonzado por no poder ni siquiera defenderse... y porque un pequeño gemido escapó de sus labios. ¿Cómo podía empezar a gustarle algo así? Escuchó el susurro del hombre, Moonkyul, decía llamarse, y luego ese beso, que recibió de forma sumisa, temiendo que, si se negaba, fuera peor.

-Moonkyul... -repitió. -Rox... -empezó, dispuesto a decirle su nombre, pero pensó que era absurdo. Probablemente ni siquiera le importara. -M-Moonkyul... p-por favor... no... no s-sigas... -pidió, entre varios quejidos... y algún gemido que seguía sorprendiéndolo. -S-Si vas a... m-matarme... acaba ya... p-por favor... -pidió, antes de que se le escapara un sollozo.

Spoiler:

Y, nuevamente Moonkyul no escuchó sus súplicas, sino que siguió, aún más fuerte, sacándole más gritos, y un suspiro de alivio cuando lo soltó. Pero, antes de que pudiera recuperarse, pudo ver cómo se deshacía de sus pantalones y destrozaba su ropa interior. Comenzó a revolverse de nuevo, quería salir corriendo de ese lugar, encerrarse en su casa y no salir en días... o despertar... porque aquello no podía ser otra cosa que una pesadilla. Una horrible pesadilla.

Los gritos del vampiro lo hicieron detenerse, lo regañaba... y de nuevo él lo miraba arrepentido, como un niño a punto de disculparse. ¿Por qué? ¿Por qué no era capaz de decirle que lo odiaba? ¿De decirle todas aquellas cosas que le pedía? Nada de eso salió de sus labios. No fueron esas las palabras que le dedicó...

-Por... por favor...

Sólo eso. Ni un simple "te odio", no. Sólo seguía suplicando. No sentía odio hacia ese ser, tampoco cariño... sólo miedo. No entendía por qué tenía que pasarle algo así a él, siempre había procurado no meterse en líos, y ahora, para un día que decidía salir a descansar... iba a ser violado por un vampiro...

Un sonido de sorpresa escapó de sus labios cuando lo movió, entendiendo la posición en la que se encontraba, respirando agitado por el miedo, temblando. No quería... y volteó un poco su rostro para mirar a Moonkyul, suplicándole con la mirada, que se detuviera... pero no sirvió de nada. Todo su cuerpo se tensó, y un fuerte grito que debió escucharse en todo el lugar escapó de sus labios, provocándole un fuerte dolor de garganta... aunque nada comparado con lo que sentía en su interior. Notaba la sangre deslizarse por sus muslos... caliente...

-¡Por favor! ¡Para! ¡No sigas! ¡Me duele... mucho...! ¡Me duele! -suplicó a gritos, comenzando a sollozar, mientras las lágrimas caían sin control de sus mejillas. -¡Yo... no quiero esto! ¡Déjame ir! ¡No sé qué te he hecho!

No puso sostenerse, se dejó caer, sin importarle que lo reprendiera por ello. Le dolía mucho, era un dolor insoportable. Tal vez, si hacía eso... lo mataría antes...

Todo su cuerpo se tensó cuando sintió cómo colocaba su miembro en su entrada, y trató de mirarlo de nuevo, negando con la cabeza, todavía con la ingenua esperanza de que, tal vez, se diera cuenta de lo que estaba haciendo, y lo dejara tranquilo. Pero la estocada que recibió después devolvió a Roxas a la realidad. Ni siquiera gritó, sus labios se separaron, pero ningún grito salió de ellos, y eso no quería decir que no le doliera, jamás había sentido un dolor tan intenso, parecía que fuera a partirse en dos. Era demasiado grande...

No tuvo tiempo de acostumbrarse, pronto llegaron las embestidas, rápidas, profundas... y muy dolorosas. Los gritos de Roxas no tardaron en regresar, junto a balbuceos incomprensibles, probablemente súplicas. Ya no tenía fuerzas ni para tratar de escapar, y estaba convencido de que no lo lograría aunque lo intentara, podría apartarlo, pero sería incapaz de moverse después. Así que terminó por dejarse hacer, dejando de suplicar, sólo llorando y gritando, esperando pacientemente a que todo terminara. Un nuevo grito escapó de sus labios cuando empezó a masturbarlo, dañándolo aún más.

Escuchó lo que Moonkyul le gritaba, pero fui incapaz de decir nada, sólo sollozó. Su primera vez... ¿Cómo podía arrebatarle la experiencia de su primera vez, así, sin ningún remordimiento? Jamás imaginó que el sexo podría ser tan doloroso, pero así era, parecía una auténtica tortura. Y, lo peor, era que se estaba acostumbrando... Los gritos se hicieron menos frecuentes, e incluso un ronco gemido escapó de sus labios, haciéndole taparse la boca al instante. ¿Cómo podía gustarle algo así? No era sólo eso, estaba comenzando a excitarse, podía notarlo, y eso le hizo sentirse sucio, muy sucio... ¿Le gustaba que un desconocido lo tomara como si no fuera nadie, como si no era más que un juguete? Se recordó a sí mismo que, evidentemente, él no era nadie.

Por primera vez, puso atención en observar a aquel que tanto dolor -y ahora placer- le estaba causando. Pese a su aspecto agresivo, y pese a todo lo que le estaba haciendo... era atractivo. Tenía algo... algo que hizo que el rubio pensara por un momento que podría hacer con él lo que quisiera, aunque se reprendió mentalmente en cuando la cordura regresó a él por un instante. Apoyó de nuevo sus manos en el suelo, tratando de incorporarse un poco, sin dejar de mirarlo con atención.

-M-Moonkyul... -pronunció en un gemido, mordiéndose el labio y reprimiendo un quejido. Notaba la sangre ya seca de sus labios, y el sabor de esta que tanto le desagradaba. -Ah... R-Roxas... -dijo de pronto, sin dejar de mirarlo. Aún sabía que su nombre no le importaba... pero de alguna manera tendría que llamarlo... prefería eso a cualquier mote desagradable.

No iba a negar que esperaba una respuesta como esa, pero tampoco diría que no le dolió. Roxas solía creer ese tipo de cosas con facilidad, su autoestima no era precisamente algo de lo que presumiera. Así que, sólo asintió como pudo, y no volvió a decir nada más. Puede que fuera cierto, y no sirviera para nada más que para eso, por eso sus padres no querían verlo, porque ni siquiera fue capaz de ser como ellos esperaban. Y por eso ahora estaba siendo violado por un completo desconocido del que sólo sabía el nombre, porque ni siquiera servía para defenderse.

Siguió con pequeños quejidos, que en ocasiones se convertían en gritos, y en otras, en gemidos. Se sintió aliviado cuando soltó su miembro, que ahora dolía, pero apenas tuvo tiempo de recuperarse cuando lo agarró de las caderas, haciéndole gritar de nuevo, y las pocas fuerzas con las que logró apoyarse, desaparecieron, y volvió a dejarse caer al suelo, llorando, sin importarle que lo viera. Después de todo, era lo que ese tal Moonkyul quería, ¿no? Tomarlo hasta quedar satisfecho y hacerle todo el daño posible. Y lo estaba consiguiendo, pues no recordaba haber sentido jamás un dolor como ese.

Y, de nuevo, su cabeza deliró, puede que por el dolor, o por la pérdida de sangre, pero tuvo que ser un delirio. ¿Y si no lo mataba? ¿Y si lo dejaba con vida para volver a tomarlo otra vez? Alguien normal, en su situación, preferiría la muerte. Roxas... lo dudó. Lo dudó por un instante. ¿Acaso le atraía tanto como para dejarle que hiciera con él lo que quisiera? ¿Como una puta? Sus sollozos se escucharon con más instensidad. Se reprendió, se reprendió mil veces en su cabeza por pensar algo así, pensando que sus padres tenían razón, era repugnante... despreciable...

-M-Mátame... ¡Si tan insignificante soy, mátame! -gritó, sin dejar de llorar. Ya no sabía ni qué decía, sólo quería librarse de ese insoportable dolor, que ya no era sólo físico. Miró al vampiro, y sus ojos, más que desafiantes, parecían suplicantes...

Tras decir aquello, cerró los ojos con fuerza, preparado para escuchar los gritos de Moonkyul por decir tal impertinencia... o a que cumpliera su desafío, o súplica... como lo hubiera entendido. Pero no. Todo lo que hizo fue detenerse, lo que confundió y, en parte, alivió a Roxas, que terminó de dejarse caer sobre el suelo, jadeando y aún sollozando, sintiendo como si su cuerpo pesara toneladas, no podía moverse, le dolía demasiado...

Abrió los ojos para mirar al mayor, pero desvió rápidamente la mirada, sonrojado, al ver lo que estaba haciendo. Lo escuchó acercarse después, y cerró los ojos nuevamente, esperando un golpe, un grito... pero esa caricia débil en su rostro lo sorprendió, suficiente como para volver a abrir los ojos y mirarlo, bajando un poco la mirada cuando escuchó lo que le dijo. Ni siquiera servía para eso... "Patético" era la única palabra que pasó por su cabeza. Porque así se veía Roxas en aquel instante, patético, e inútil.

Tampoco esperó que Moonkyul le echara la chaqueta encima, pero realmente lo agradeció, empezaba a tener frío, y, aún así, su cuerpo temblaba. Se dejó besar, o más bien que le limpiara los labios, y tardó un poco en responder a lo que le dijo después.

-¿"Te odio"? -preguntó, recordando lo que le había pedido minutos atrás. -No lo sé... -confesó débilmente. -No... me gusta... decir cosas así...

Sabía lo dolorosas que eran esas palabras, vinieran de quién fuera, eran dolorosas, y nunca pensaba decírselas a nadie. Pero, por otro lado, la voz de la poca razón que le quedaba lo reprendía una y otra vez. Debía decírselo, debía decirle que lo odiaba, debía gritarlo e insultarlo hasta que no le quedaran fuerzas, ya que no podría golpearlo. Pero no. No hizo nada, no hizo absolutamente nada. Tampoco podía.

Como pudo, se encogió, soltando un quejido al hacerlo, rodeando su débil y tembloroso cuerpo con sus brazos. ¿Qué haría ahora? Seguro que ese hombre pensaba que era demasiado patético incluso para matarlo, y estando así no podría volver a casa, su ropa estaba completamente destrozada, y era incapaz de moverse. ¿Iba a morir así? ¿Solo? Nuevas lágrimas cayeron de sus ojos sin cesar, junto con nuevos sollozos. No quería morir, no había hecho nada...

-¿P-por qué... querías que te gritara... e-eso...? -logró preguntar.

No esperaba que respondiera, de hecho, no esperaba otra cosa más que insultos, o gritos. Pero no fue así. Moonkyul respondió, sorprendiendo a Roxas, que no hizo otra cosa que mirarlo como pudo, con las lágrimas empañando sus ojos, escuchando sus palabras sin comprenderlo. ¿Cómo podía gustarle que le dijeran esas palabras tan horribles que le había pedido que gritara? Él era capaz de sentirse totalmente hundido con una tercera parte de lo que le pidió gritar...

No lograba entenderlo, pero algo en sus palabras le llamó la atención, aunque no supo el qué. Sólo sabía que ansiaba entenderlo, que necesitaba saber más cosas... La obsesión de conocerlo se internaba poco a poco en la ya débil mente del chico, haciendo que la poca cordura que le quedaba lo reprendiera, una vez más. ¿Cómo era posible que no sólo no odiara al hombre que lo había violado, torturado y tratado como un juguete, sino que además tratara de buscar la bondad en él? ¿Cómo podía tratar de buscarle una explicación razonables a sus actos? Pero así era. Roxas era, muchas veces, así. Buscaba la bondad de las personas, por muy crueles que parecieran. Pero jamás había conocido a nadie así, ni nadie le había hecho jamás algo como aquello, ni siquiera parecido...

No dijo nada, sólo continuó llorando, como un pequeño niño sin consuelo. Se estaba volviendo loco, completamente loco. No dejaba de repetirse que debía odiarlo, debía odiar a ese hombre más que a nada en este mundo... pero sólo tenía la necesidad de preguntar, de preguntar una y otra vez, hasta entenderlo todo, y sabía que eso podría costarle la vida, en el sentido más literal de la palabra. Así que sólo calló, sollozando sin cesar, hasta que sus ojos se abrieron un poco más, al escuchar su nombre, su nombre dicho por aquella voz que ahora le provocaba escalofríos.

Roxas.

Volvió a mirar a Moonkyul, asintiendo débilmente con la cabeza, escuchando sus palabras con atención, que no dejaron de sonar en su cabeza como un fuerte eco, un eco que escucharía todas las noches en sus más horribles pesadillas... durante, mucho, mucho tiempo.

-Ahora... te irás, ¿verdad? -preguntó, queriendo sonar indiferente para que no se burlara de él, pero sus sollozos se lo impidieron, y su tono de voz sólo sonó débil y cansado. No quería quedarse solo, pero era una auténtica locura preferir la compañía del vampiro después de todo lo que le había hecho... ¿no? Cualquier persona en su sano juicio preferiría la soledad, que era muchísimo más segura. Eso sólo hizo que Roxas terminara de confirmar que estaba loco.

Sus ojos comenzaban a cerrarse, lentamente, pues él trataba de impedirlo, pero estaba muy cansado. Necesitaba dormir, pero no podía quedarse en aquel lugar toda la noche... ni tampoco pasearse por la ciudad totalmente lleno de sangre, y prácticamente desnudo. Se fijó entonces en la chaqueta que le había echado encima, iba a mancharla...

-Tu... chaqueta... -quiso avisarle, pero sólo fue capaz de decir eso.