Gruñó por lo bajo en cuanto uno de sus enemigos le hizo un tajo en el pecho, rompiendo su camiseta nueva – Joder, me costo robar ésto – murmuró mientras afilaba los ojos y se relamía los afilados incisivos, pasando su roja y húmeda lengua por éstos, rasgando suavemente la misma al pasar por el puntiagudo filo.
20 minutos después su cuerpo estaba bañado en sangre y su boca entreabierta, dejando la vista los colmillos manchados de sangre, se relamió y se acordó repentinamente de algo – Ah, cierto, me están esperando – dijo con voz aburrida y se metió las manos en los bolsillos de sus ajustados y rotos pantalones de cuero negro. Se miró, su camiseta rota y llena de sangre [toda su ropa estaba rota y llena de sangre] y con partes de su torso al descubierto, se encogió de hombros, al que no le gustase, que no mirase. Y con este pensamiento, caminó a paso tranquilo hasta un parque a las afueras, no recordaba muy bien el lugar por lo que se perdió un par de veces, se frustró, pero lo bueno de eso fue que se cenó a cuatro humanos que se le acercaron a ver si necesitaba ayuda por lo tanto, ahora estaba más lleno de sangre aun – Joder, tendré que tirarlo y no tiene ni un día – se dijo ofuscado, pero rápidamente se puso alerta y a la defensiva, viendo, a lo lejos, a un hombre de unos 23 o 25 años, por lo que parecía a simple vista. Se acercó, indiferente y con sus bicolores orbes mirando al tipo con curiosidad y recelo.
Chasqueó la lengua y sonrió cínicamente - ¿Tú eres? - preguntó con desdén y claro desprecio, afilando la mirada y dejando entrever la punto de los afilados caninos. Se apoyó en el árbol que estaba al lado de la banca en donde se encontraba el tipo, era atractivo, eso no podía negarlo. Se relamió, hambriento de nuevo.