Red Night

Lanzo un gemido de dolor, mientras caminaba con dificultad, gruñidos salían de sus labios, mientras cerraba su único ojo visible con dolor en su cuerpo, un suspiro salio de sus labios, mientras su pelaje negro era cubierto por los finos rayos de luna que se filtraban por las espesas nubes, levanto su cabeza, mientras su nariz olfateaba a su alrededor buscando alguna fuente de peligro que no encontró, con más confianza empezó adentrarse aquel lugar tan oscuro, las nubes que se acumulaban en su cabeza daban a entender que pronto llovería, se podía sentir en el ambiente que empezaba a ser de humedad, se detuvo frente a una reja oxidada y algo rota, le miro por algunos momentos y luego la gran estructura solida detrás de eso, parecía resistente y seco, tal vez eso le daría un poco de refugio hasta que la lluvia pasase.

Se abrió paso con cuidado pasando la reja y caminando con lentitud y dolores hasta aquel lugar tan espectral, con su cabeza movió la puerta que rechino y se adentro hasta el centro de aquel lugar, sus orejas de lobo se levantaron, escuchando cada ruido por mínimo que fuera, el lugar se encontraba tan opaco, sus colores eran muy apagados, mientras que basura y mantas rotas se esparcían por el suelo, sus orejas se agacharon y camino renqueando más hasta una pared y se sentó, los gemidos animales pronto se convirtieron en humanos, dejando ver a una chica lastimada de su pierna izquierda -Que día tan largo- susurro para si cerrando su único ojo, dejando que el cansancio la abordara, pero algo llamo su atención, un bote vacío cayo a unos metros, se encogió en su lugar asustada.

Corriendo desesperado por su vida, escapando de tres Heliogábalus, se escondió en un bote, el cual fue arrojado por un acantilado, por los tres individuos que lo perseguían. Justo antes de caer al suelo, logro saltar del bote asía un árbol de la cercanía, vio con el bote se despedazo en el suelo cerca de una vieja casa. Comenzó a llover descomunalmente, bajo del árbol totalmente fatigado y empapado por la lluvia, que decidió entrar en la casa, aún que ni siquiera tenia la mas remota idea que podía encontrar o que podía a ver allí. Entro sigilosamente por entre medio de las rejas oxidadas, sabía que la puerta era chirriante dado que la casa se notaba que estaba abandonada ya hace varios años, así que decido entrar por una ventana que estaba rota.

Una vez adentro comenzó a explorar el lugar por algo de ropa o comida, ya que tanta persecución le causo mucha hambre, pero solo al caminar encontró basura y harapos viejos. Al llegar a una habitación se encontró con un bulto en un rincón oscuro, se acerco para asegurase de que no había peligro alguno y al prender su encendedor, se dio con una mujer, pensó “Que bellaza” la vio toda maltratada, lo primero que hizo fue a lavar un par de mantas viejas del lugar con el agua de la lluvia para usarlas como vendajes y así atender la herida que yacía en su pierna izquierda. Una vez fuera de peligro, decidió descansar por tanto ajetreo y cerró sus ojos.

Se sintió nerviosa y desprotegida, su cuerpo tuvo leves contracciones debido al miedo que la embargaba, trato de levantarse, pero el dolor se lo impidió ademas de que estaba realmente cansada, suspiro, mientras buscaba su armas entre su ropa que encontró de inmediato era un tridente que se encontraba desarmada pero con rapidez la armo, frunció levemente el ceño, aun con su único ojo mirando aquel extraño frente a el, no quería que se le acercaba, un olor peculiar llamo su atención, ese hombre no era humano, sus caninos crecieron levemente, haciendo que brillaran levemente en la oscuridad, mientras sus ojos se afilaban un tanto, dejando su arma delante de ella para protegerse de cualquier ataque -¿Quien... anda... allí?- pregunto con cautela, su voz hizo eco en todo su alrededor, dándole escalofríos ademas el frío del lugar no ayudaba, trato de mantenerse firme, observando como el otro se acercaba lentamente, se removió de forma inquieta...

Al ver que ella había toma un tridente, comenzó a acercar lentamente. Diciéndole “Tranquila no te are daño, vi que estabas toda lastimada y decidí ayudarte. A por cierto lamento haber visto tu cuerpo desnudo, pero era necesario curar esa herida de tu pierna izquierda” Entonces puso su mano en el tridente y comenzó a bajarlo levemente, pero ella lo movió asía arriba y le pincho el dedo, él le dijo “Cuidado no ves que puedes sacarme un ojo” –Sarcasmo- “no desconfíes de mí, mi nombre es Rob Vondfiel” ¿Cuál es el tuyo y porque estas en este lugar tan sola? Se sentó al lado de ella, la abrazo al ver que tenia mucho frió para que no tenga hipotermia de tan helado que estaba ese lugar.