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| ○ Oscuridad Ensangrentada ○ | |
| | Autor | Mensaje |
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Kyuzo Heliogábalus
Mensajes : 11 Fecha de inscripción : 05/03/2011
| Tema: ○ Oscuridad Ensangrentada ○ Vie Mar 25, 2011 5:31 am | |
| Soledad, oscuridad, desesperanza y silencio. Cuatro cosas cno las que facilmente se le podría definir. La noche era oscura y estrellada, la brisa recorría el lugar con suavidad y provocaba que las ramas de los árboles crujiesen con cada roce del viento, pero para los oidos del rubio aquello era música celestial y tranquilizadora.
Una figura vestida de rojo se encontraba en la lejanía del bosque, casi a los pies de un barranco observando aquella luna en lo más alto del estrellado cielo, brindándole su luz, la cual era la culpable de hacer visible aquel fino y relajado cuerpo en la perpetua oscuridad del lugar.
Suspiró y cerró sus ojos mientras sentía la brisa remover su dorada cabellera, tranquilizandole y haciendo que su mente quedase libre de pensamientos y de las torturas del pasado, las cuales, pese a parecer no mostrar muecas, las continuaba recordando constantemente.
Finalmente, tras abrir sus rojizas orbes, se volteó y se encaminó hacia el árbol cercano al barrando, se agachó y se sentí entre sus raices con una de las piernas estirazada y la otra encogida, apoyando en esta su brazos. Suspiraba calmado y cerró sus ojos, era relajante y el cantar de los grillos le reconfortaba sobremanera, tan hermoso. Tan solo esperaba con ansias que ese momento no lo estropease nada, absolutamente nada. | |
| | | Rossinhold Master
Mensajes : 25 Fecha de inscripción : 04/03/2011
| Tema: Re: ○ Oscuridad Ensangrentada ○ Vie Mar 25, 2011 5:49 am | |
| Fijó el ente su atención en él, a través de la maleza caminaba suave siendo acariciado por el delicioso viento, tétricamente frío, calaba los huesos, rasgaba la hierba, las hojas y mancillaba cuando rozaba.
Cautivado en la naturaleza de ese cuerpo que danzante amenazaba con ser borrado del paisaje, subió los ojos hecho del mismo fuego del infierno hasta prendarlos en una nube borrascosa, una cuyas crestas se enroscaban presionando el aire de manera silente, casi majestuosa. Apretó sus ojos y nuevamente los abrió antes de dirigirlos hacia el de cabellera dorada.
Sentimiento irresistible como tierno, ¿empujarlo o permitirle seguir observando el acantilado?
Cediendo a un movimiento repentino, se vio siendo empujado por la marejada invisible de sus deseos, de sus irreprimibles antojos por olfatear su humanidad. Aproximose el ente como pensamiento entorno al mendigo de la noche, al que intentaba amainar el golpeteo del músculo rojo alojado allá, al interior de una caja torácica y su mejilla besó de manera casta antes de retroceder cual muchachita virginal con el cabello flameando cual bandera sedosa acariciada por el viento.
Tras uno de los árboles sonrió, con largas pestañas cubrió sus orbes bermejos y sonrió inclinándose, el vestido pálido se deslizaba por uno de los delgados hombros – Ahhh… - respiró plácidamente antes de sus posaderas topar con el suelo y entre la maleza permaneció impertérrito oteando cada movimiento del delgado muchacho, agraciado y de atractivo aroma.
Se mordió uno de los dedos y la risa cantarina brotó cual trinar de ave.
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| | | Kyuzo Heliogábalus
Mensajes : 11 Fecha de inscripción : 05/03/2011
| Tema: Re: ○ Oscuridad Ensangrentada ○ Miér Abr 13, 2011 3:20 am | |
| La tranquilidad perduraba en su alrededor aunque en cierto modo presentía algo que le hacía sentirse en cierto modo incómodo aunque por otro lado sentía tranquilidad, una mezcla extraña de sentidos que tanto su mente como cuerpo sentían, pero eso era algo que no podía evitar, aunque no le desagradaba tal composición de ambas cosas.
Debido a lo que su cuerpo sentía no podía evitar abrir sus orbes rojizas lentamente, quedando con la visual de la luna en la lejanía del cielo, tan brillante y hermosa que de poder estirar el brazo largamente podría incluso tocarla. A su alrededor notaba algo que no iba del todo bien, no es que fuese algo de peligro, al menos por el momento, pero pese a todo aquella alerta la mantenía activada, agudizando su oido, escuchando unos ligeros pasos a lo lejos aunque estaba más que claro que no se movería de aquella postura pero su katana si la mantendría preparada por si el caso fuese de cierto riesgo.
Con cierta sorpresa pudo sentir aquel beso en su mejilla pues por unos instantes a lo lejos aquellos pasos desaparecieron y ahora justo sintió aquella conocida presencia a su lado, por lo que bajó la guardia finalmente, volviendo a acomodar la katana sobre su hombro de forma calmada al tiempo que aquella suave y cantarina risita de quinceañera llegaba a sus oidos.
-¿Qué haces aquí? -Comentó con aquella voz desinteresada e indiferente mientras sus ojos volvía a cerrarlos, relajandose de ese modo que bien sabía él como hacerlo.- Los caminos se separaron hace muchos años... tú deberías estar en Francia... -Comentó con la misma desgana, en parte aquella visita le parecía algo extraña pero por otro lado bastante curiosa, eso provocó que sus orbes se entreabrieran muy levemente, fijando su vista en el pasto que quedaba oscuro debido a la noche.- Me alimenté de humanos... no tengo hambre... si es por eso por lo que has venido... -Le respondió calmo, sin prisas y disfrutando de esa brisa que comenzaba a renacer por el lugar, removiendo aquella dorada cabellera que portaba el joven de mirada carmesí, de mirada carente de sentimientos, calculador. | |
| | | Rossinhold Master
Mensajes : 25 Fecha de inscripción : 04/03/2011
| Tema: Re: ○ Oscuridad Ensangrentada ○ Miér Abr 13, 2011 3:55 am | |
| Ardiente inspiración del viejo pelilargo con carita de muchachita virginal, sonreía coquetamente hacia el lejano, el que no pretendía siquiera regalarle una mirada. Eterna belleza nacida del molde más extraño en el universo, coágulos, sangre, pensamientos oscuros y libertinaje frío como piedra sumado al genio de los muertos, esos que sabían de las mañas con las que se hacían los vivientes en el momento más necesitado. Le miró delatando el reposo en la hierba, vida y muerte en una sola caricia de las gélidas bochas bermejas - ¿Hacer? – Susurró ligero, como tonada antes de despegarse de su buen asiento – Hablas como si buscara algo en particular – revolvió con una delgada mano la larga cabellera oscura y luego meneó la cintura logrando que sus nalgas se hicieran notar por debajo del delicado lienzo que le cubría la humanidad – Deberías estar agradado de verme – inclinó los orbes con poco desdén, mas imagen de gran pesar para con el rubio.
Y se puso a caminar a la vez que se desataban los contornos de la prenda dejando los laterales del cuerpo a la vista de quien tuviese cercano – Hace muchos años que no visitas a Rossi… - se detuvo, cansado mas no muerto mirando en vaivén cadencioso al que tenía a un costado – Kyuzo… - los dedos dejó resbalar por el costado del otro antes de que la morfología comenzara a cambiar y su vestimenta mutara a un traje extraño y a la vez oscuro como su alma, si es que aún quedaban restos de la misma.
La cabellera ondeada se mecía por efecto del viento que corría exagerado, el que empujaba al más delgado. Dejó de mirarlo y enfrentó a la nada, la oscuridad, la misma que estaba acostumbrado a degustar en compañía de diversas criaturas - ¿Osas comparar a tu dueño con los demás? – brusco sostuvo una de sus muñecas para infligir fuerza sobrenatural, obligándole así liberar el arma que llevaba. Lo atrajo pegando a su torso el ajeno a la vez que olfateaba su vestimenta – hedes… hedes a vida – arrugó el puente de la nariz al momento de arrastrar sus fosas nasales por el níveo cuello que tenía frente a sí y como si nada hendió sus colmillos en la vena gruesa que palpitaba bajo la dermis.
Succionó.
Música, aroma, color… lleno de imágenes del pasado pareció, divertimento variado, recorría así al muchacho, a través de lo robado analizaba el estado en el que estaba el perdido, el errante de tierras alejadas a su entidad.
Fina hebra de torrente carmesí bañó el frágil cuello del más delgado antes de que el más alto sintiese necesidad de apartarse lo suficiente como para respirar otro aroma que no fuera metal líquido – Callas… no deberías – una lamida bastó y huella de su coqueto avance no quedaban, no.
- ¿Qué haces en la lejanía? -
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