Ya lo tenía muy cerca de él, al parecer había conseguido una muy buena presa y no era para más. Los humanos siempre tenía cosas muy buenas y él siempre se mostro un poco indiferentes a ellos. No era como si los necesitara aunque era la triste realidad, por lo menos no iba a tratar a ese joven como si fuera un humano único, si lo deseaba muy bien por él pero estaría lejos de ser tratado como cualquiera.
Los alrededores del cementerio nunca tenían buen aspecto como era de esperarse, las tumbas ya se veían algo desgastadas además de que algunas estaban rotas y las únicas que tenía buen aspecto eran las que estaban hasta lo más hondo del cementerio.
Ulquiorra tenía una gabardina blanca que lo hacía notar tan fácil en ese lugar tan oscuro, podía ver con toda claridad y esperaba que su presa igual lo observara pues las sorpresas a veces no le gustaban para nada.
Al parecer el muchacho había venido a lo que todos siempre venían y más cuando se trataban de humanos. Venir a ver a sus ancestros, él nunca los tuvo y nunca quiso conocer ya que desde joven tuvo demasiados problemas y lo más seguro es que casi todos ya hubieran muerto.