○Estrellada Soledad○

Esa era otra noche predilecta para sus caminatas nocturnas. La brisa helada hacía que muy pocos se atrevieran a salir del calor de sus hogares para lidiar con el frío. Para ella era perfecto. Su faceta antisocial afloraba, diciendo que lo mejor de esa noche era la escasa cantidad de transeúntes por las calles. Bueno, sabía que también se debería a la hora, puesto que no era muy normal salir tan tarde, a menos que fueses un adolescente de juerga o un adulto que atendía ciertos… “negocios”. Bueno, mientras no la molestasen, le daba igual.

Con calma se acomodó los audífonos y encendió el MP3 antes de guardarlo en el bolsillo de su abrigo y salir a caminar. Las botas de gamuza emitían un suave eco que retumbaba en la impávida noche. Parecía que nada perturbaría aquella calma transitoria. En sus oídos resonaba un tema tranquilo de música clásica, mientras ella contemplaba la preciosa noche despejada, al tiempo que sus pasos la guiaban distraídos hacia el parque. Una vez allí, se detuvo a apreciar el aroma de los árboles, el cual llegaba a ella gracias a la suave brisa helada que se había hecho presente, decidida a cortar con la calma silenciosa que la rodeaba. Estiró los brazos con levedad hacia los lados e hizo una profunda inhalación, para luego acabar con un suspiro. Sus orbes azulinos se fijaron en la luna, contemplándola con detenimiento. Recordaba su último video de promoción: Torre. La luna no se veía tan hermosa y grande como ella la apreciaba en ese momento. Lo artificial no podía siquiera simular lo perfecto de lo real.

-Vaya tonterías.- Se dijo a si misma, llevándose una mano a la frente para sacudir sus cabellos, al notar que sus pensamientos giraban en torno a tonterías. ¿Qué importaba aquello? Suspiró y sacudió la cabeza con calma, como negación para sí misma.

Una nueva brisa, esta vez más intensa, se hizo presente, sacudiendo con violencia las hebras rosadas, logrando arrancar un auricular de su sitio, dejando que cayera graciosamente y se perdiera entre los cabellos. La muchacha volteó para ponerse contra el viento, acabando por notar al otro ser que estaba allí presente. La camisa se sacudía con gracia debido al suave viento y los cabellos negros se mecían como si estuvieran haciendo una danza.

Los ojos azules parpadearon un tanto confundidos, al tiempo que en el reproductor comenzaba a sonar You are the moon.

Permaneció inmóvil mientras aquel extraño se acercaba a ella. Sus pasos resonaban suavemente en el asfalto, como si fueran un susurro entre el sonido ocasionado por el viento. La muchacha simplemente lo observó en silencio mientras él se le acercaba. La verdad no comprendía el por qué de su risa. Simplemente decidió ignorar todo aquello, que bien podría ser una broma.

-Estoy bien. Gracias- Dijo con calma, rechazando de modo formal la oferta de aquel desconocido. Probablemente no la había reconocido, lo cual era lo mejor. No estaba de humor para lidiar con algo como eso en aquel momento. Suspiró con calma y caminó hacia un banco, donde se acomodo para descansar un momento, de su caminata. Los ojos azules estaban clavados en el extraño, siguiendo cada posible movimiento que el llegase a efectuar. La luz lunar se reflejaba en la melena azabache, haciendo que soltara resplandores plateados.